Lambayeque es la segunda región con la mayor cantidad de fallecidos por COVID-19 en el país, según cifras del Ministerio de Salud.
Poco más de un mes le tomó a la región Lambayeque ver su frágil sistema de salud sucumbir ante la COVID-19. El primer contagio confirmado se reportó el 15 de marzo y hasta el cierre de este informe, los positivos ya son 968 y las muertes ascienden a 111. Es la región con la tasa más alta letalidad en el país con 11.4%. Para hacernos una idea, aproximadamente, 1 de cada 5 fallecidos por COVID-19 es lambayecano.
Lambayeque es una región que tiene 1 millón 112 mil habitantes. Si se quiere hacer una comparación, tiene casi la misma cantidad de habitantes que el distrito de San Juan de Lurigancho con 1 millón 162 mil habitantes.
Las autoridades sanitarias regionales dispusieron que sean dos hospitales los encargados de recibir pacientes con COVID-19: el Hospital Regional y el Luis Heysen Incháustegui (Essalud). Según la Defensoría del Pueblo de Lambayeque, en el Hospital Regional los hospitalizados por COVID-19 ascienden a 91 personas. Se logró alcanzar esta capacidad, luego de que pacientes ya hospitalizados fueran derivados a otros centros de salud para evitar exponerlos al virus. Sin embargo, la cantidad de personas contagiadas ya comienza a sobrepasar la capacidad de atención de estos dos hospitales.
Según el Ministerio de Salud, en la región Lambayeque hay 16 pacientes con COVID-19 que están conectadas a un ventilador mecánico y quedarían disponibles al menos siete camas UCI.
La estrategia del ‘martillo’ que impulsa el Gobierno para frenar la cadena de contagios no indica tener resultados favorables en la región. En diversas conferencias de prensa, el presidente Martín Vizcarra mostró su preocupación por el norte del país y pedía que las personas cumplieran con el aislamiento social.
“Con cuarentena o sin cuarentena esto es una normalidad, lamentablemente”, se queja el alcalde de Chiclayo, Marcos Gasco, quien le atribuye la gran cantidad de contagios al desorden y a la inconciencia de las personas que salen de sus viviendas.
“Los autos privados salen con total normalidad. Las calles de Chiclayo están llenas, hay colas en los bancos, en centro financieros y en los mercados”, agrega. Y pese a que, afirma, han pintado círculos para guardar la distancia, las personas no las respetan. “Se pegan, como si alguien les fuera a quitar su cola”.
En Lambayeque, el 74% de los trabajadores labora en la informalidad (485,719). El no estar en una planilla implica que no tienen acceso a protección laboral, beneficios sociales, ni seguro médico. Así que, de cada 10 trabajadores en Lambayeque, 7 viven del ‘día a día’.
“La gente la tiene miedo a la pandemia, pero le tienen terror al hambre”, dice el alcalde, quien indica, además, que ya están repartiendo las 6,200 canastas a la población de su jurisdicción.
Sistema de salud saturado
Para César Cárcamo, epidemiólogo e investigador de la Universidad Cayetano Heredia, hay una relación entre el incumplimiento de la cuarentena y el desborde del sistema de salud.
“Digamos que si tengo un número pequeño de casos es fácil manejarlos en hospitalización o en cuidados intensivos. Pero si hay muchos pacientes en poco tiempo, me agarra desprevenido. No puedo manejar bien a todos [porque] tengo un número limitado de camas, tengo un número limitado de especialistas. No tengo tiempo para conseguir lo que pudiera necesitar para todos ellos. La mortalidad aumenta. Lamentablemente en Lambayeque está pasando eso”, explicó para este informe.
Asimismo, indicó que el mensaje de las autoridades en la región debe incidir en el autocuidado y ello implica en asumir que todos están enfermos con el virus. “La manera de cómo uno debe comportarse cuando está en la calle es asumir que cualquier persona con la que me cruzo en la vereda, en la tienda o en el supermercado, o donde sea, está infectada, así que guardo mi distancia para que no me contagien”, detalla.
En Lambayeque se han aplicado 2,260 pruebas, entre moleculares y rápidas. La Gerencia Regional de Salud de Lambayeque informó en una conferencia de prensa que han recibido el último fin de semana 700 pruebas moleculares que están siendo administradas por el Hospital Regional de Lambayeque, mientras que otras 1,000 pruebas rápidas están siendo distribuidas a los hospitales: el Regional de Lambayeque, el Docente “Las Mercedes” y el Provincial “Docente Belén”.
El especialista indicó que las pruebas son secundarias y que el manejo del contagio no debe depender del número de pruebas.
“Digamos que no hay pruebas, yo sin saber que estoy enfermo o no, me cuido y si yo me infecto y tengo síntomas, comienzo con tos, sin tener la prueba, me cuido más, me aíslo más. Si sé de una persona que está cerca con síntomas, también me protejo de ella. Tener la prueba, me va a confirmar algo que yo ya sé: tengo una infección respiratoria”, explicó.
El epidemiólogo recordó que no necesariamente se hospitaliza a las personas infectadas, sino que su cuidado se puede manejar desde casa. En ese punto es importante los equipos de respuestas rápida y los de manejo clínico. “Entonces ahí reducimos el número de personas que necesita ir al hospital”, detalló.
La cadena debería funcionar así: “Las acciones [cuarentena] van a reducir las infecciones, de las infecciones reducir hospitalizaciones, de las hospitalizaciones reducir el número de personas que va a UCI, que es el número que muere. Eso es lo que se hace cuando el número de casos se ha desbordado”.
Disposición de cadáveres
Con más de 100 muertos, el trabajo de la inhumación o la cremación vive un momento crítico. No solo son los cuerpos dentro de los mortuorios de los hospitales, sino también de las personas que fallecen dentro de las viviendas.
“Los cadáveres una vez registrado como casos COVID-19, le corresponde al sector salud emitir certificado de defunción, luego viene la funeraria contratada por Minsa o Essalud para realizar la inhumación o la cremación, que está a cargo de la brigada de Ejercito para realizar este trámite final de la disposición de los cadáveres. Ha mejorado, aunque aún hay demoras”, dijo Julio Hidalgo, representante de la Defensoría del Pueblo en Lambayeque. La agilización del proceso ocurre luego de varios días en los que se reportó la demora del entierro de los cuerpos en Lambayeque.
Los dos únicos crematorios privados que hay en Lambayeque estaban al máximo de su capacidad. Las últimas modificaciones a la norma del Ministerio de Salud han permitido que no se opte solo por la cremación, sino también por la inhumación.
“Ha habido dificultades con los gobiernos locales, porque no han estado dando facilidades para enterrar en cementerios que ellos administran, pese a que la norma sanitaria indica que no hay riesgo de propagación de enfermedad si el proceso cumple con el protocolo. Actualmente se está disponiendo a los cadáveres con un proceso de inhumación, en cualquiera de los cementerios que tienen los distritos”, dijo el representante de la Defensoría.
Alternativas
En sus intervenciones, el jefe del Comando Regional de Operaciones Covid-19 de Lambayeque, Walter Bracamonte, utiliza un lenguaje bélico para persuadir a la población sobre la magnitud de la pandemia. También dice estar consciente que “no hemos sido elegidos por el pueblo de Lambayeque”.
El comando regional no dispone de un presupuesto propio, todo el apoyo logístico y presupuestario es canalizado a través del gobierno regional. Para el alcalde de Chiclayo, el comando debería contar con presupuesto propio y es un pedido que -afirma- le ha hecho llegar al presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos.
Una de las últimas medidas que el comando busca implementar de manera rápida es establecer una zona de aislamiento voluntario en Chiclayo y Lambayeque. Una persona con diagnostico positivo por COVID-19 podrá voluntariamente decidir aislarse por 14 días en las carpas o instalaciones que el comando buscar implementar. En ese espacio, indican, la persona tendrá agua y alimentos.
En evaluación del epidemiólogo Cárcamo, una medida así resulta efectiva para lugares donde la población vive hacinada. “Si estoy en la parte periférica de la ciudad, y tengo una casa, que es la cochera de otra casa donde vivo con otras ocho personas, cómo le voy a decir a esta persona que tiene que dormir en un ambiente separado, si no hay otro ambiente. No es aplicable el aislamiento”, indica.
“Esta persona no necesita estar en el hospital, pero sí necesita estar aislada. Si saco a esta persona y la pongo en un ambiente separado, estoy previniendo que esta persona contagie a otras y también reduzco la posibilidad de que esta persona haga infección más grave”, añade.
Al día 40 de la cuarentena, Lambayeque se prepara para llegar al pico de contagios con un sistema de salud que solo pide que las personas se puedan quedar en casa.
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