Así lo informó la ministra de la Mujer, Gloria Montenegro, al presentar un balance de la actuación de su portafolio durante el estado de emergencia, un período de confinamiento por salud en el cual, sin embargo, la violencia contra las mujeres no tuvo pausa.
Un total de 67,712 casos de violencia familiar y abuso sexual atendió la Línea 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp) durante los 107 días de la cuarentena general que decretó el Ejecutivo para contener la pandemia de la COVID-19.
Así lo informó la ministra de la Mujer, Gloria Montenegro, al presentar un balance de la actuación de su portafolio durante el estado de emergencia, un período de confinamiento por salud en el cual, sin embargo, la violencia contra las mujeres no tuvo pausa.
“Tenemos ya el reporte oficial al cierre de junio y el resultado es muy preocupante”, comentó la ministra, para luego detallar que de las 67,712 llamadas 17,000 estaban referidas a violencia y abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes.
Fueron llamadas que hicieron los propios menores agredidos, como alertas telefónicas de vecinos que eran testigos de situaciones de violencia, comentó la titular del Mimp, entrevistada en Andina.
Niños, niñas y adolescentes
Como saldo de la emergencia “tenemos también 9,512 casos atendidos por nuestros equipos itinerantes de urgencia” –acotó Montenegro–, de los cuales 1,300 corresponden a violencia contra hombres y 3,392 a violencia contra niños, niñas y adolescentes.
La funcionaria aclaró que los equipos fijos de los centros de emergencia mujer (CEM) no atendieron presencialmente durante la cuarentena para prevenir contagios, tanto entre los propios trabajadores como entre las personas que acuden a solicitar ayuda.
“Ahora, lo más preocupante, lo que nos lleva a trabajar de manera muy articulada con la Policía Nacional, el Poder Judicial y la Fiscalía, es la gran cantidad de violaciones sexuales cometidas contra niños y adolescentes: 513 en total, al cierre de junio”, enfatizó.
Trabajo articulado
El problema continúa en ascenso y demanda un trabajo integrado de prevención con los sectores Educación, Salud y Cultura, dijo la ministra. “Esto sucede mucho en zonas rurales, en comunidades andinas, y tenemos que trabajar proyectos de sana convivencia”.
Desde el Estado es vital darle a este problema una mirada no solo de atención, sino de prevención de la violencia, declaró Gloria Montenegro. Por eso la necesidad de trabajar con el Minedu en contenidos de respeto mutuo, con los psicólogos de las escuelas y con los CEM y los equipos itinerantes.
En estas semanas, “la Línea 100 ha brindado cerca de 3,000 atenciones psicológicas, muchas de ellas a niños y adolescentes –observó–; por eso, en esta nueva etapa tenemos que reactivar proyectos de carácter preventivo en las escuelas y las comunidades”.
“A través de (la estrategia) Aprendo en Casa, cuántos mensajes diarios podemos dar a los chicos para que se cuiden y disminuyan el riesgo (de violencia), pero, sobre todo, para que empecemos como sociedad a generar una cultura de sana convivencia”, manifestó.
Salud mental
Hoy, cuando decimos "primero mi salud" para frenar al covid-19, también pensamos en la salud mental de las personas. Y, en ese contexto, nos preguntamos cómo puede vivir una mujer en un hogar donde también está el agresor. “El agresor tiene que ser retirado”, recalcó.
Estamos afinando ya las políticas de prevención de la violencia y de sana convivencia para trabajarlas de manera articulada, en un esfuerzo en el que también deben estar involucrados los gobiernos locales y regionales, resaltó la ministra.
(Andina)
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