El colosal monumento de 8 metros de altura y que se ubica en el cerro Pukamoqo fue ejecutado por el escultor cusqueño, Francisco Olazo Allende.
La estatua del Cristo Blanco, que se alza con sus brazos abiertos con una actitud protectora al pueblo del Cusco, tiene 8 metros de altura y se encuentra ubicada en el cerro Pukamoqo (Cerro Rojo), a 5 kilómetros de la Ciudad Imperial. La obra fue ejecutada por el escultor y cineasta local, Francisco Olazo Allende.
Cuenta la historia que los bloques que conforman el monumento fueron elaborados en la calle Siete Angelitos del barrio de San Blas y se realizaron en base a granito cubierto con yeso y mármol.
La estructura y el armado de la figura se realizaron por fragmentos sobre una base de alambres y fierros, sobre los que se trabajó arcilla elaborada. Primero se construyó la cabeza, luego las manos y al final la figura de Cristo.
El cerro de Pukamoqo tiene su propia historia. Se dice que en la época Inca fue un lugar sagrado porque esta colina guarda en su suelo todas las tierras del imperio tawantinsuyano o sea hay tierras traídas desde Colombia, Ecuador, el norte y sur del Perú, así como Chile, Bolivia y Tucumán (Argentina).
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