Numerosas familias llevaron ofrendas, arreglaron nichos y tumbas para recibir a las almas que según leyendas regresan al mundo de los vivos al mediodía.
Con motivo del día de Todos los Santos, cientos se dieron cita en el cementerio San José de Huancaro de la ciudad de Cusco, para visitar las tumbas de sus seres queridos y ofrecerles algunas ofrendas tradicionales, comida, dulces, panes, chicha y otros.
Antes del mediodía, los ciudadanos realizaban presurosos la limpieza de tumbas y nichos, para la llegada de las almas. Antonio Carrasco Daza, pese a su avanzada edad, con pico y pala en mano, realizó las labores de limpieza de los recintos funerarios de sus hijos, sus suegros y sus cuñados.
“Hoy estamos haciendo la limpieza de los familiares que están acá, que se nos han adelantado, mi esposa y yo lo hacemos todos los años para que nuestros familiares vengan a las doce y lleguen a un lugar limpio y ordenado”, mencionó.
Por su parte doña Isabel Cusittito Ccama, entre sollozos recordó a sus familiares, cuyos cuerpos ahora yacen en el campo santo, ella señaló que los extraña mucho y que agradece a Dios el estar viva ya que así “por lo menos” sus seres amados tienen quién los visite.
La música no estuvo ausente, aunque melancólica y con letras que rememoran nostálgicos recuerdos, es así que algunos “aficionados” al son de guitarras, arpa y tambores, ofrecían tres canciones por el precio de 10 soles.
Sin embargo no todos los difuntos recibieron visitas, ni cantos, ni flores; en el pabellón “San Luís”, donde yacen los “NN” (personas que nunca fueron identificadas) reinan la soledad y el incómodo silencio.
En este lugar, que está a cargo del Ministerio Público, las tumbas poseen códigos que reemplazan los nombres de al menos 20 personas, la tierra húmeda alberga sus cuerpos que esperan algún día volver con sus seres queridos.
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