Columna | Desastres naturales y desastres humanos

(Las lluvias han causado muerte y destrucción en Arequipa, Moquegua y Tacna. Mejorar la prevención y la alerta temprana son tareas impostergables. Pero también padecemos desastres causados por manos humanas, como el sabotaje del oleoducto norperuano).

Una vez más, la realidad de nuestra complicada geografía se impone en la agenda pública. Mientras la atención estaba centrada en Áncash, la sierra central y la selva del Cusco se produjeron huaycos en Arequipa, Moquegua y Tacna. Hay que lamentar sobre todo la pérdida de vidas humanas, pero también daños en la infraestructura que harán más difícil la vida de los habitantes de las localidades afectadas: puentes derribados, carreteras bloqueadas, postes de electricidad en el suelo, pueblos inundados. ¿Hacemos todo lo posible por usar las innovaciones tecnológicas y detectar a tiempo las consecuencias indeseadas de las lluvias? ¿No dejamos construir en zonas indebidas? Por el momento la prioridad es salvar vidas y reparar daños y por eso ha sido positiva la presencia del presidente de la República en la zona de las inundaciones. Sin embargo, no todo puede depender del jefe del Estado que debe delegar a jefes capaces de ejecutar y coordinar con las autoridades locales. Conocemos muchos casos en la historia en los que las desgracias naturales han permitido que la conciencia de vulnerabilidad se traduzca en políticas públicas y comportamientos ciudadanos. Al fin y al cabo, para eso se creó el vice-ministerio en la PCM encargado de la Gobernanza Territorial.

Oleoducto Nor Peruano

También estamos padeciendo desastres producidos por manos humanas. Es el caso de varias decenas de sabotajes al oleoducto que lleva petróleo desde la selva de Loreto hasta la refinería de Talara. Es inaceptable que el Lote 192 que produce una tercera parte del total de petróleo peruano se halle paralizado desde hace 72 días. Naturalmente hay que escuchar los reclamos y negociar con las fuerzas sociales que respeten el Estado de Derecho.

Pero ha llegado la hora de establecer claramente la verdad sobre esos sabotajes que causan graves daños ecológicos en las zonas aledañas, y que perjudican al conjunto de nuestra economía. Nuestra producción petrolera actual (40,000 barriles diarios) es apenas una quinta parte de lo que era hace unos años, no hay nuevos proyectos de exploración y algunas empresas han preferido abandonar sus concesiones. Y sin embargo, todos utilizamos el petróleo y sus derivados, que deberemos seguir comprando en el mercado internacional. Basta saber que Colombia produce más de un millón de barriles diarios para concluir que estamos ante un sector económico en el que hemos mostrado falta de ambición, si no actitudes hostiles a la inversión.

Lenguas Originarias del Perú

Y puesto que hablamos de la selva, corresponde destacar la diversidad cultural de sus pobladores originarios, que se expresa en primer lugar en la variedad de sus lenguas. De las 48 lenguas reconocidas en el Perú, cuatro son andinas: quechua, aimara y dos lenguas de origen huari habladas en la sierra de Lima. Las comunidades amazónicas hablan 43 lenguas diferentes, lo que nos ubica entre los países del mundo con mayor cantidad de lenguas nacidas en nuestro territorio. La UNESCO ha declarado el 2019 Año mundial de las lenguas indígenas. El objetivo es crear conciencia de que tras cada lengua existe una visión del mundo y una búsqueda de sabiduría que se expresa en el vocabulario y en las reglas que cada lenguaje adopta. Pensemos que en alemán el sol es femenino y la luna masculino, que en francés los seres humanos tienen solo diez dedos y que existen lenguas que no diferencian entre el pronombre “yo” y el pronombre “nosotros”. Por eso hay que felicitarnos de la difusión de una película peruana en lengua awuajún, Las hijas de Nantu, consagrada a las tristes cifras del suicidio femenino. Que no suceda que el Estado descubre los problemas de los nativos solo cuando se producen crisis y estalla la violencia.

Las cosas como son