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EE.UU.: ¿Hacia el peor escenario posible? [COLUMNA]

| Fuente: EFE | Fotógrafo: DIEGO AZUBEL

Pese a las previsiones de la mayoría de los sondeos, las malas cifras de la pandemia y la caída económica de los últimos meses, el presidente saliente Donald Trump ha resistido más de lo que se previó.

Escucha el canal de podcast de Las cosas como son en RPP Player.

Las elecciones en Estados Unidos vienen arrojando resultados más reñidos que lo previsto. En algunos Estados el escrutinio de los votos no ha terminado y podría tomar horas si no días. Pese a las previsiones de la mayoría de los sondeos, las malas cifras de la pandemia y la caída económica de los últimos meses, el presidente saliente Donald Trump ha resistido más de lo que se previó.

El sistema electoral desde el siglo XVIII decide la elección del presidente a través de un Colegio Electoral que es conformado a partir de los resultados en cada uno de los cincuenta estados federales.  Para ser presidente hace falta tener al menos 270 votos de ese Colegio Electoral, integrado por 538 delegados. A esta hora de la mañana, Joe Biden cuenta con 224 delegados y Donald Trump con 213.

Pero todavía se está contando los votos en Estados que pueden inclinar la victoria en uno u otro sentido.  Es el caso emblemático de Pensilvania, cuya ley electoral permite contar los votos enviados por correo hasta el próximo viernes. Pero Trump había sostenido que se preparaba un vasto fraude y afirmó sin fundamento que el partido demócrata solo podría ganar si alteraba la veracidad del voto, como según él se había hecho ya en las elecciones del 2016.

La incertidumbre es tanto más grande que, a causa de la pandemia, más de cien millones de electores votaron anticipadamente, sea por correo o acudiendo a los colegios electorales. En otros estados, como Wisconsin la victoria puede ser decidida por un puñado de votos y la regla es siempre la misma: el que gana se lleva todos los delegados del Estado que definirán la votación el 14 de diciembre en el Colegio Electoral.

Así transcurría la noche, tensa y disputada, pero sin mayores incidentes ni quejas. En esas circunstancias el presidente saliente decidió autoproclamar su victoria y sin argumentos ni respaldo técnico anunció que solicitaría a la Corte Suprema que interrumpa el proceso del escrutinio para evitar que se consume el fraude. Su autoproclamación no tiene precedentes en la historia de Estados Unidos. Que la Corte Suprema decida, ya sucedió con George Bush el 2000, pero Bush no era el presidente saliente ni había designado a la mayoría de miembros de la Corte Suprema.

Aquí cobra relevancia el precipitado nombramiento de una jueza suprema, en pleno proceso electoral y pese a las advertencias para evitar que la Corte Suprema se vea arrastrada a la sospecha del sesgo político. En resumen nos hallamos ante el riesgo del peor escenario posible: el de un escrutinio interrumpido por decisión judicial para asegurar un segundo mandato de Donald Trump. En ese caso la imagen de la democracia saldría dañada y la polarización política, social y cultural del país podría verse agravada.

Biden ha ganado entre jóvenes, mujeres, habitantes de las grandes ciudades y electores con más formación universitaria. Pero Trump domina ampliamente en los estados rurales, así como entre los trabajadores sin diplomas y los electores que desconfían de la globalización.

A esa división corresponde una visión diferente de la pandemia: ella es una prioridad para los electores de Biden, pero no para los electores de Trump. Lo mismo puede decirse de la desigualdad étnica, del cambio climático y del sistema de prestaciones de salud. A esto se añade la rivalidad creciente con China, de manera que el Perú tendrá que adaptarse a una mala relación entre nuestros dos principales socios comerciales.

Todavía hay tiempo para que el escrutinio de la presidencial y de las dos cámaras del Congreso permita instalar autoridades con legitimidad. Esperemos que en la primera potencia del mundo prevalezca el sentido del Estado y la plena vigencia de los valores democráticos.

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