Según creen los pobladores de la selva, se transforma en un familiar o amigo para secuestrar a sus víctimas.
Aduciendo que va ayudar en la tarea diaria, este personaje interna a la víctima en los más inóspito de la selva valiéndose de engaños, para luego no dejarlo salir.
No lo hace con maldad sino como una forma de buscar compañía. Pero el montaraz que tiene experiencia puede darse cuenta de la presencia del "Chullachaqui", ya que tiene un pie más pequeño que el otro y esto se evidencia cuando camina.
Rodríguez, quien en gran parte de su actividad periodística la ha pasado contando historias de la selva, afirma que en algunos lugares inclusive se puede encontrar lo que se llama "la chacra del Chullachaqui" que tiene todas las características de las construidas por los humanos, solo que nadie puede acercarse y se mantiene bien cultivado.
Este personaje está muy arraigado en las costumbres selváticas y forma parte del quehacer urbano a tal punto que un poblador suele disfrazarse como uno y realiza actuaciones en diversos lugares para escenificar lo que hace un Chullachaqui en la selva.
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