Un destino paisajístico, natural y fantástico, poco conocido, ubicado entre la exuberante floresta de Junín y Cusco y que se abre para el mundo, es este corredor.
El Parque Nacional Otishi y las reservas comunales Asháninka y Machiguenga son tres áreas naturales localizadas en el corredor de conservación del complejo Vilcabamba, que están ubicadas entre las regiones de Junín y Cusco.
En su geografía se observa una variada diversidad biológica poco conocida no solo porque para llegar hasta la misma uno debe atravesar largos días de caminata sino por la falta de una mayor promoción.
El Parque Nacional Otishi comprende una extensión de 305 mil 973 hectáreas de terreno, de los cuales el 84,5% pertenece a la región Junín y el 14,5% al Cusco.
En Junín, Otishi se sitúa en los territorios del distrito de Río Tambo, provincia de Satipo, y en Cusco, en el distrito de Echarate, provincia de La Convención.
Entre los objetivos del personal que trabaja en este parque nacional se menciona la protección de la cordillera de Vilcabamba mediante tareas de estabilización de suelos, cuidado del agua en las cuencas de los ríos Ene, Tambo y Urubamba, y la preservación del ecosistema natural.
Las dos reservas comunales impulsan actividades destinadas a conservar la cultura de los grupos etnolingüísticos Machiguenga, Asháninka, Kakinte y Yine Yami.
Estas zonas han sido poco estudiadas y en su hábitat se encuentran plantas medicinales, árboles como el tornillo, el cedro, el zapote; y en medio de la fauna se puede divisar al colorido guacamayo azul, el águila arpía, el majaz, el lagarto blanco, el paujil, el mono maquisapa, el tití pigmeo, el ocelote, el margay, entre otros.
En los terrenos del corredor Vilcabamba existan 115 especies de aves, 13 especies de reptiles, 60 especies de arañas, 22 de grillos y 102 de abejas y avispas, clasificadas estas últimas en 10 familias.
Todo este trabajo no se habría emprendido en estos lugares si hace 9 años, un 14 de enero del 2002, el Estado Peruano no lo habría reconocido como áreas de protección nacional.
Los órganos ejecutores actualmente impulsan una gestión participativa con los beneficiarios, según informe del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp), quienes destacan la presencia de clubes ecológicos, brigadas ecológicas escolares y una activa vigilancia comunitaria que apuesta por la vida y un medio ambiente sano y saludable.
Por: Adelayda Letona
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