El testimonio humano de Numitor Hidalgo, describe, en pocas palabras, la esencia del cineasta que reivindicó la cultura andina en 88 años de vida.
“Cuando me muera, quisiera que me entierren debajo de un árbol de capulí para alimentarlo y vivir en sus dulces frutos, aquellos que comen los pihuichos, tal vez así podrían escucharme en el tiempo, a través de sus cantos”, estas son palabras textuales en vida, de Luis Figueroa Yábar, realizador, cineasta y fotógrafo cusqueño, quien, ahora, descansa en paz.
En los últimos días se ha leído y escuchado en abundancia sobre la proficua obra del maestro pero pocos hablaron de su vida terrena, de sus sentimientos, esperanzas y tristezas.
Con el fin de conocerlo un poco más, en esta faceta decidimos conversar con Numitor Hidaldo, fotógrafo de origen huanuqueño, amigo y discípulo de Luis Figueroa por más de 30 años, quien nos describe con sus palabras, la esencia del hombre que se fue cuando impulsaba una muestra fotográfica de su padre Manuel Figueroa Aznar en Lima.
“Luis amó entrañablemente su tierra, por eso regresó al Cusco en 1985 de Francia, a pesar de que el gobierno de este país le ofreció la residencia permanente y una pensión por su gran aporte cultural. Yo lo conocí en la casa de Georgina Mendivil; una mañana nos pusimos a dialogar, eran las 4:00 de la tarde y no terminaba nuestra conversación, y desde esa vez empezamos a compartir proyectos y experiencias por más de 30 años”, nos cuenta.
“Cuando conversábamos, siempre me decía el Cusco es la ciudad de mi vida, cuando alguien ofende su memoria, su cultura, a su gente y sus vivencias, yo soy un luchador, desenvaino mi espada para defenderlo del oprobio. Mientras exista yo nadie podrá hablar mal del Cusco”, dice.
Esas palabras -nos comenta- demuestran la inspiración que en vida para él representó la cultura andina, por eso siempre repetía: “Para mí las estrellas son los campesinos quechuas y los pobladores aymaras, ellos son la luz de mis películas”.
Luis Figueroa Yábar, Martín Chambi y Eulogio Nishiyama son los tres fundadores del Cine Club Cusco que se fueron a la gloria, trabajaron con ellos también César Villanueva, así como Víctor Chambi en múltiples documentales, películas y largometrajes. Quedan hoy, en marzo del 2012, sus discípulos Jorge Vignati, Numitor Hidalgo, con la sagrada misión de seguir bregando camino.
No olvidemos que Jorge Vignati es el primer peruano que logró filmar con una cámara la Antártida, una alegría más para este grupo de maestros que iniciaron esta difícil carrera en la década de los años 50.
Cine Club Cusco se precia de ser la institución que logró realizar el primer largometraje a colores en quechua, denominado “Kukuli”, cuya protagonista fue Judit Figueroa, hermana de Luis Figueroa.
Colaboraron en su realización personalidades e institcuiones como Sebastián Salazar Bond y la orquesta sinfónica de Beijing. También se indica que en esta cinta participó la actriz Delfina Paredes en la narracion de los diálogos.
Más adelante, Numitor Hidlado nos explica... “existe un capítulo en la historia de Lucho y también en la mía, una que causó inmensa tristeza, fue la fallida recepción del año 2 mil, con Ukukus, Saqras y danzantes en Sacsayhumán, la idea era auspiciada por instituciones culturales, la misma que por órdenes del Ejecutivo, fue totalmente cambiada y tergiversada, por una ceremonia llena de luz, fantasía, pero ajena a nuestra identidad”.
“Tal vez, en todo caso, cuando llegue al Cusco se pueda organizar un pasacalle vistoso para el 28 de marzo donde todos estos personajes andinos le den una cálida despedida", nos dice.
Agrega, “recordemos siempre que para Luis Figueroa, donde sea que el esté, las estrellas serán siempre campesinos y campesinas quechuas así como los pobladores aymaras; quizás, este sea el último capítulo de la película de su vida, con el final que yo considero habria sido para el motivo de alegría".
Yo me recuerdo que cuando Eulogio Nishiyama murió, antes de reabrir su estudio sorpresivamente, Luis Figueroa dijo mirando las estrellas.... ¡Eulogio núnca te perdonaré que te hayas ido para siempre, sin avisarme!.
Yo le digo hoy... "Luis yo también, nunca te perdonaré que te hayas ido, sin avisarme!
Por: Adelayda Letona
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