Este ecosistema de 60 mil hectáreas captura, almacena y regula el recurso hídrico desde la parte alta hacia los valles y las ciudades desérticas de Piura.
El páramo de Piura, ubicado en las provincias de Huancabamba y Ayabaca, se ha convertido en la fuente de vida para los pobladores, toda vez que desde el año pasado sus aguas dulces son captadas por la Empresa Prestadora de Servicios de Saneamiento para dotar de agua a unos 959 mil 912 habitantes de cinco provincias.
Los beneficiarios pertenecen a las provincias de Sullana, Paita, Talara, Morropón y Piura.
Hace un par de años, los piuranos y las autoridades no prestaban atención al cuidado del páramo e incluso cuestionaban su existencia; sin embargo, con el cambio climático, la escasez de agua y el incremento de la población se ha tomado conciencia por valorar este ecosistema que permite captar y almacenar el recurso hídrico para la agricultura y el consumo humano.
Aún existen personas, que a pesar de verse beneficiadas con este ecosistema, desconocen que el páramo es una zona ubicada en alta montaña, muy húmeda, donde se presentan lloviznas estacionales y persistentes durante todo el año. Sus aguas se almacenan en el suelo, conocido como andosol o tierra negra, que retienen el líquido y lo libera lenta y constantemente. Es como un recogedor y regulador del flujo de agua.
En el Perú, tenemos 95 mil hectáreas de páramos, y aproximadamente el 75% se encuentra en la región Piura, según información proporcionada por la Comunidad Andina en el 2009.
Además, un estudio realizado por el Gobierno Regional de Piura y el Instituto de Alta Montaña da cuenta de 60 mil hectáreas, de las cuales 46 mil es páramo no intervenido.
El páramo de Piura tiene una biodiversidad que todavía no ha sido descubierta, pero se conoce que alberga especies como el oso de anteojos, tapir de montaña, aves, reptiles, entre otras variedades; mientras que en la flora destacan la achupalla, ichu o poleo inca, cuya vegetación captura la neblina y consume poco agua.
Entre las funciones del páramo destaca la gran capacidad del suelo para absorber el agua y soltarla lentamente, generando un efecto esponja, que junto a los bosques de montaña actúa como fuente de captura, almacenamiento y regulación desde la parte alta hacia los valles y ciudades desérticas de la costa norte del Perú.
En este ambiente, el Instituto de Montaña, autoridades locales, regionales y comunidades campesinas realizan estudios para cuantificar o medir el volumen el agua que aporta este ecosistema. Pero aún falta mayor investigación.
Los pobladores de zonas como Pacaipampa en Ayabaca solicitan a las autoridades regionales declarar la intangibilidad de este ambiente, pero esto demoraría porque falta realizar trámites, además de conformar una mancomunidad con representantes de la región Cajamarca para el cuidado de este ecosistema.
Entre las amenazas contra los páramos están la ampliación de cultivos agrícolas, que generaría pérdida de la fertilidad natural y capacidad de almacenamiento de agua; la actividad ganadera; la minería, que provocaría contaminación de acuíferos subterráneos y superficiales; quema de pastizales asociada al pastoreo, entre otros.
La zona donde está ubicado el páramo es vulnerable al cambio climático, pues los aumentos de temperatura afectan sus condiciones biológicas y funcionales.
Los integrantes del Instituto de Montaña recomiendan la protección de los páramos, impulsar una agenda de investigación, evaluar los posibles impactos sobre escenarios de cambio de suelos y climático, así como posicionar el tema en los debates públicos y académicos para la conservación de este ecosistema, que es vital fuente de abastecimiento de agua.
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