El Pacocha de la Marina del país fue impactado por un barco atunero japonés cuando regresaba de una jornada de entrenamiento. Esta es su historia.
Argentina sigue en la búsqueda del submarino ARA San Juan que desapareció el jueves pasado con 44 tripulantes a bordo. Un caso similar sucedió en Perú en 1988 cuando el sumergible Pacocha fue impactado por el barco atunero japonés Kiowa Maru cuando ambos ingresaban al terminal del Callao. En cuestión de minutos, la nave empezó a descender al fondo del mar con 52 tripulantes.
El aire se agotaba y los motores dejaron de funcionar. El agua empezó a entrar al submarino y ante la desesperación de poder morir, el capitán Daniel Nieva Rodríguez salió a la torre para cerrar la escotilla. Pero la fuerza del agua lo lanzó contra los tubos de metal causándole la muerte instantánea. Su acto dio la oportunidad a la tripulación de sobrevivir.
Segundos desesperantes
Las siguientes 22 horas fueron de resistencia. 25 de los encerrados salieron por el compartimiento de torpedos, pero cuatro de ellos fallecieron. Dentro del Pacocha quedaron 22 tripulantes a unos 40 metros de profundidad. “A las doce de la noche llegaron los buzos de rescate y nos comunicamos por clave morse. Una hora después me informaron que el submarino no se podía reflotar”, dijo el teniente Roger Cortrina en una entrevista en El Comercio.
Los que aún estaban atrapados tuvieron que escapar buceando, pero hacerlo de esta forma implicaba que los pulmones pudiesen explotar o que el aire ingrese por las venas y el cerebro. El oxígeno se agotaba y esta fue su única opción. A las 5 de la tarde del día siguiente, los 22 tripulantes ya habían dejado el submarino.
Tres tripulantes desaparecieron durante el rescate y uno de los sobrevivientes falleció cuatro días después en el Hospital de la Marina a causa de una embolia cerebral. En total, ocho de los 52 miembros perdieron la vida.
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