La larguísima chalina fue creciendo con los aportes de cientos de mujeres que tejían los nombres de sus seres queridos y mensajes como "queremos justicia" o "no te olvidamos".
Familiares y amigos de desaparecidos en los años de terrorismo y contraterrorismo en Perú (1980-2000) presentaron en Lima una larguísima chalina llamada "de la esperanza" para perpetuar la memoria de sus seres queridos.
La chalina (un chal estrecho) fue tejida por 1.010 personas, en su mayor parte parientes de desaparecidos de la zona de Ayacucho (centro del país), una de las más castigadas por la violencia desatada por el grupo terrorista Sendero Luminoso y por la respuesta de los agentes del Estado.
La iniciativa partió del Colectivo Desvela, formado por tres jóvenes comunicadoras que en 2009 preparaban un libro sobre los desaparecidos en Perú -se calcula que hay unos 15.000- y buscaban una forma de "darles una visibilidad que no han tenido como sí sucedió en Argentina o Chile", dijo a Efe Paola Ugaz, de Desvela.
Según ella, la razón de esta invisibilidad radica en que los desaparecidos eran en su mayoría de regiones pobres y quechuahablantes, sin acceso a políticos ni medios de comunicación.
La llamada "chalina de la esperanza" fue creciendo con los aportes de cientos de mujeres que tejían los nombres de sus seres queridos y mensajes como "queremos justicia" o "no te olvidamos".
El tejido se convirtió así en "una nueva manera de recordar a sus seres queridos y de llamar la atención frente a un Estado y a una sociedad que se han mantenido ajenos a su dolor", señalaron las organizadoras.
Lidia Flores, de 58 años, presente en el acto y autora de un "paño" de la chalina, perdió a su marido, Felipe, en 1984 y se quedó sola con seis hijos a los que tuvo que sacar adelante, pero nunca desistió en su empeño por conocer el paradero de su marido ni de reclamar reparación por los daños, como recordó en unas emotivas declaraciones.
Pero lo más sorprendente fue cuando la iniciativa saltó a las redes sociales, principalmente facebook y twitter, y desde varios países del mundo -Argentina, España, Reino Unido, Japón, Holanda o Estados Unidos, entre otros- numerosas personas quisieron contribuir y tejieron sus propias piezas, en lo que las organizadoras llamaron
"chalina de la solidaridad".
El juez español Baltasar Garzón, uno de los personajes más simbólicos de la justicia trasnacional, envió también un texto que acompañó al acto de presentación de la iniciativa.
La chalina, que las organizadoras no han podido medir pero calculan que estará cerca del kilómetro, estará expuesta durante varias semanas en un centro cultural limeño y ya hay peticiones para ser trasladada a Ayacucho, e incluso a lugares tan alejados como
Nueva York, Boston o varias ciudades europeas, dijo Ugaz.
EFE
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