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Este sábado culminarán las operaciones en el aeropuerto Jorge Chávez de la avenida Elmer Faucett. En el siguiente informe, conoce un resumen de sus casi 60 años de historia.
El sábado, 31 de mayo, a las 11:59 p.m., dejará de operar el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, terminal aéreo inaugurado en 1965 por el presidente Fernando Belaunde Terry, que había iniciado sus operaciones cinco años antes, en la avenida Elmer Faucett, como el Aeropuerto de Lima y Callao, durante el gobierno del presidente Manuel Prado. Antes de ese terminal, a mediados de los años cincuenta, el principal aeropuerto del Perú era el de Limatambo, ubicado en lo que hoy es la sede del Ministerio del Interior, en San Isidro.
El teniente general de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) Pedro Seabra, presidente del Instituto de Estudios Históricos Aeroespaciales, recordó que en ese entonces se vivía una etapa de cambios en la aeronáutica mundial. Los nuevos diseños de aviones, como los jets, eran más grandes y requerían pistas de aterrizaje más amplias, espacio del que carecía la sede de Limatambo. Además, los precios de los terrenos colindantes en el distrito de San Isidro eran elevados, por lo que el gobierno evaluó otras alternativas.
“Era necesario contar con pistas más grandes y ubicaron unos terrenos en la parte norte del Callao, cerca al río Rímac. Por consiguiente, de bajo costo y de poca densidad urbana. En ese lugar, se planifica construir el aeropuerto y le ponen el nombre de Jorge Chávez en honor al pionero de aviación mundial”, refirió.
El 30 de diciembre de 1965, a las ocho y cinco de la noche, aterrizó el primer avión en la pista del Jorge Chávez: un jet que partió desde Buenos Aires e hizo escala en Santiago.
Los diarios conservados en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional reflejan en sus portadas la relevancia de la inauguración del aeropuerto. La Crónica tituló: "Lima tiene el aeropuerto número 1 de Latinoamérica", mientras que Correo destacó en primera plana: "¡Esto es fabuloso!".
Este último diario informó que los primeros pasajeros en llegar fueron dos estudiantes chilenos; quienes, emocionados, comentaron que el nuevo terminal peruano era más moderno y mejor iluminado que el de su país. Por su parte, El Comercio describió que en el hall principal de pasajeros se exhibía una réplica de la frágil nave del aviador Jorge Chávez y otra de la Estela de Chavín.
Por ese hall, desde 1973, Verónica Torres recorrió los pasillos del aeropuerto Jorge Chávez como aeromoza de la segunda promoción de la aerolínea estatal AeroPerú. En aquellos tiempos, los vuelos comerciales aún ofrecían cigarrillos en bandejas de plata, sin rubor alguno. Durante 23 años, Verónica tuvo la oportunidad de atender a mandatarios y otras figuras importantes, pero los recuerdos que más atesora son los vuelos junto al papa Juan Pablo II a destinos como Cusco y Ayacucho, en 1985 y 1988.
Como tripulante, fue testigo de una época en la que el Jorge Chávez no solo era un terminal aéreo, sino también un lugar de paseo y recreación para muchos limeños.
“Entrabamos al aeropuerto y la gente estaba sentada en las bancas del medio del pasillo, había familias sentadas y te miraban tu uniforme, tus zapatos, cómo caminabas, porque hay un modo de caminar como hostess”, rememoró.
En los años ochenta e inicios de los noventa, el narcotráfico y el terrorismo pusieron en peligro, en varias ocasiones, la salida de vuelos desde el principal aeropuerto del Perú. Las amenazas iban desde cargamentos de droga ocultos en las bodegas de los aviones hasta atentados, como el ocurrido en junio de 1991, cuando un coche bomba colocado por terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) explotó en un estacionamiento. Tripulantes como Verónica fueron testigos de esa dura época.
“Estábamos en el avión y decían ‘Bajen todos, porque han declarado una alarma de bomba’. Eso nos demoraba dos o tres horas, porque revisaban maleta por maleta”, indicó.
En el primer piso del aeropuerto Jorge Chávez, cerca del área de control de Aduanas y más allá del registro de migraciones, se encontraba la sala de prensa, una de las fuentes de noticias más importantes del Perú entre los años 60 y 80. Allí, en alguna ocasión, ofrecieron conferencias el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, y el legendario boxeador estadounidense Muhammad Ali, en 1971.
Uno de los periodistas acreditados para ingresar a esta zona de difícil acceso fue Julio Alzola, del diario La Prensa, quien entrevistó al ídolo del fútbol Pelé y al cantante español Julio Iglesias antes de su vuelo de conexión rumbo a Viña del Mar.
“Nuestra tarea era ubicarlos y generalmente era golpe de vista, y en ese golpe de vista me aparecía el poeta chileno Pablo Neruda. Usaba una gorrita, llevaba una pipa, corbata, era muy generoso para conversar y también Susana Jiménez”, sostuvo.
Durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, la pista de aterrizaje del terminal fue escenario de la llegada del guitarrista mexicano Carlos Santana, quien fue trasladado de inmediato a la sede de Requisitorias. Aunque oficialmente en calidad de “invitado”, a todas luces se trató de una detención. Alzola contó en sus notas la expulsión de políticos y también de periodistas que cuestionaron al régimen.
“Entre los deportados, había muchos periodistas que eran contrarios al Gobierno Militar y creaban dificultades. Estaban Enrique Zileri, de Caretas, Paco Igartua, Federico Prieto Celi, Arturo Salazar Larraín, el papá de Federico Salazar, Enrique Chirinos Soto del diario la Prensa. Ese grupo que eran piedras en el Gobierno Militar”, sostuvo.
Uno de los momentos más duros que se registró en el aeropuerto de la avenida Faucett ocurrió en marzo de 2020, cuando se ordenó su cierre tras la declaratoria de emergencia por la COVID-19. El arribo más esperado -la llegada de las vacunas para combatir el virus que cobró la vida de más de 200 mil peruanos- se produjo la noche del primer domingo de febrero de 2021. Así se narró el hecho desde las ondas de RPP.
“En estos momentos se está haciendo un desembarque por la puerta delantera del avión en ese lugar está un cargamento, en un conteiner pequeño. En ese lugar, está parte de las trescientas mil vacunas”, relató nuestro periodista Carlos Villarreal.
Pasaron casi 60 años en los que el aeropuerto internacional Jorge Chávez trasladó por costa, sierra y selva a peruanos, y a múltiples destinos internacionales a millones de personas. Innumerables pasos que se dieron en sus instalaciones, regalando calurosos reencuentros, pero, sobre todo, siendo un lugar de orgullo por su calidad reconocida en el mundo. Su historia no se cierra este sábado, continúa en su moderna sede.
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Diana Carolina Falcón Carbajal Periodista
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