Según el historiador Mario Benavente, la Qashwa de San Sebastián es una danza cohesiva que mantuvo su esencia y es resultado del sincretismo de una danza guerrera, el agradecimiento a la Pachamama y el periodo de enamoramiento.
A ritmo de tokoros y pinquillos, Machuaychas y Chiñipilcos conmemoran hoy (martes) la tradicional Qashwa de San Sebastián o carnaval chico, dando inicio de esta manera a la fiesta de carnavales más fastuosa y prolongada del país celebrada en Juliaca, provincia de San Román (Puno).
Con el alba, estos legendarios personajes ascendieron a sus apus tutelares Huaynaroque y Santa Cruz para hacer flamear sus banderas en señal de que está marcado su territorio remembrando el antagonismo que alguna vez existió entre ambos grupos sociales.
Ni la intensa lluvia limitó la alegría que derrocharon los danzantes que luego bajaron hasta la Municipalidad Provincial de San Román y ataviaron con su indumentaria al alcalde, Oswaldo Marín Quiro, para luego danzar con sus comparsas por la Plaza de Armas.
Posteriormente, acompañados de las autoridades, ascendieron a sus respectivos cerros para proceder con el ritual de la ofrenda a la Pachamama, agradeciendo por los frutos proporcionados y solicitando que este año sea auspicioso.
Según el historiador Mario Benavente, la Qashwa de San Sebastián es una danza cohesiva que mantuvo su esencia y es resultado del sincretismo de una danza guerrera, el agradecimiento a la Pachamama y el periodo de enamoramiento, razones por las que fue declarada como Patrimonio Cultural de la Nación.
Esta emblemática estampa prehispánica también es ejecutada en poblaciones aledañas y se complementa con la conmemoración del santo San Sebastián. Al grito del vocableo quechua “wifay rosas” los galanes van en busca de las manzanitas o bellas doncellas para enamorarlas.
Lea más noticias de la región Puno
Video recomendado
Comparte esta noticia