José Quisocala creó el primer Banco Cooperativo para niños, en el que los menores obtienen dinero por reciclar residuos sólidos.
Seis adolescentes y jóvenes activistas de distintos rincones del mundo, entre ellos el peruano José Quisocala (16) fueron premiados hoy en la Cumbre de Jóvenes Activistas organizada por la ONU.
Los jóvenes fueron distinguidos en reconocimiento de sus acciones en favor de un cambio en sus comunidades, en áreas como la educación financiera, la conservación de los océanos o la lucha contra la mutilación genital femenina.
La ONU galardonó a estos jóvenes por haberse erigido en un ejemplo de que la juventud sí tiene el poder de crear un mundo más igualitario y sostenible.
El banco de los niños
A los siete años Quisocala fundó el primer Banco Cooperativo para niños, cuyos clientes iniciales fueron los niños de su colegio, a los que enseñó que podían reciclar residuos sólidos y convertirlos en un "activo", a cambio del cual recibirían dinero en una cuenta de ahorro.
La idea se extendió en su ciudad natal, Arequipa, su banco se asoció con compañías que compraban el material reciclado y hasta formó una alianza con una de las mayores firmas internacionales de tarjetas de crédito.
"Este banco es una herramienta de educación financiera práctica y lúdica que tiene la intención de motivar a otros adolescentes y niños a hacer algo en favor del mundo", dijo Quisocala en una conferencia de prensa posterior a la cumbre.
Lucha contra la ablación genital
Stacy Owino (21) es una joven de Kenia que desde hace años lucha contra la mutilación genital femenina, una práctica que a pesar de estar prohibida en la mayoría de países sigue ocurriendo en una buena parte de África y en algunas comunidades de otras regiones del mundo.
La idea de Owino fue crear la aplicación "iCut", que ofrece amplia información sobre la ablación genital y sus consecuencias, y permite a las niñas que están en riesgo inminente de convertirse en víctimas alertar a las autoridades y pedir ayuda con solo presionar un botón de emergencia en sus móviles.
15.700 corales sembrados
Del archipiélago de Tuamotu, en la Polinesia Francesa, es originario Titouan Bernicot (22), quien desde hace cuatro años trabaja por la recuperación de los arrecifes, un ecosistema que está terriblemente degradado. Para ello creó los "campesinos de los corales", una asociación con la cual ya ha logrado replantar 15.700 corales.
"Nos hemos convertido en el programa de restauración de arrecifes más grande y avanzado del mundo y nuestro objetivo es plantar un millón de corales para 2025", explicó Titouan, quien recordó que a los 16 años sembró su primer coral, que "media como la mitad de mi mano, y ahora es cuatro veces más grande que mi cabeza".
Innovación y reforestación
La benjamina del equipo de activistas, la estadounidense Gitanjali Rao (15), ha desarrollado herramientas para vigilar la calidad del agua, como una que detecta el contenido de plomo u otra que ofrece un diagnóstico temprano de la adicción a opiáceos prescritos.
Rao fue la primera "Niña del Año" de la historia en aparecer en 2020 en la portada de la revista Times.
Otra de las laureadas fue Louise Mabulo (23), quien fundó un proyecto que entrega a agricultores plantones de cacao y les enseña como producirlo de forma sostenible en Filipinas, una iniciativa con la que ya ha hecho "revivir" dos fuentes de agua que habían sido diezmadas por la reforestación.
Por vía telemática participó en la cumbre el sexto premiado, el sursudanés Lual Mayen (26), que desarrolló un videojuego que pone al jugador en la piel de un refugiado que debe escapar a bombardeos, encontrar agua y ganar puntos de energía para sobrevivir, mientras que su país pasa de un presente de guerra a un futuro de paz.
Mayen fue protagonista en la vida real de una situación comparable, cuando sus padres lo llevaron recién nacido en brazos a lo largo de 360 kilómetro desde Sudán del Sur, que estaba en plena guerra, hasta un campamento de refugiados en el norte de Uganda, para llegar posteriormente a Estados Unidos, donde ahora vive.
Todos los ingresos de la venta de su videojuego son transferidos a oenegés que ayudan a los refugiados.
La estancia en Ginebra de estos jóvenes terminará con "reuniones privadas estratégicas" que los pondrán en contacto con expertos y responsables de organizaciones de Ginebra que trabajan en sus respectivos campos de actividad, así como con representes de agencias de la ONU, fundaciones y gobiernos, a los que presentarán sus ideas y a los que podría interesar apoyar sus proyectos.
(Con información de EFE)
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