El ´Jesús Nazareno Cautivo´ llegó al pueblo de Monsefú hace 466 años y a la fecha es venerada por hombres y mujeres de diferentes partes del país.
La Semana Santa está próxima y la fe cristiana se reafirma en muchos de nosotros; pero resalta aún más en la población de algunas localidades donde existe un Santo Patrón, como frecuentemente lo denominamos.
En esta región norteña, una de los más importantes es Monsefú, ubicada a 15 kilómetros de Chiclayo. Es un pueblo pujante, lleno de tradiciones y de fe, en un gran señor llamado “Jesús Nazareno Cautivo”, al cual confieso visito cada año, junto a mi madre.
Esta cálida tierra se encuentra en plenos preparativos, pues el 14 de marzo se celebra la festividad de medio año de la Sagrada Imagen y se espera congregar a miles de personas de diferentes ciudades del país, durante la tradicional misa que se desarrollará en el frontis de la parroquia “San Pedro”.
Historia
El “Cautivo” tiene una historia especial y según se conoce llegó un 14 de setiembre de 1547, en una embarcación a las playas de Santa Rosa y Pimentel, procedente de España. Fue encontrada por un grupo de pobladores, en un cajón de madera y cuando estos intentaron movilizarla, no pudieron.
Sin embargo, luego hicieron su aparición un grupo de pescadores de Monsefú y ante el rumor que al interior se encontraba una efigie, optaron por levantar el bulto; realizándolo sin mayores inconvenientes, ante el asombro de los testigos.
De inmediato lo trasladaron a su localidad, en donde adecuaron una capilla con el propósito de descubrirlo. Luego ante la presencia de la multitud, logran su propósito y se dan con la sorpresa que era la imagen de Cristo y se denominaba Jesús de Nazaret.
Pasaron los días y la estatua desaparece, según se dice, disconforme porque pocos llegaban a venerarlo. Su ausencia genera preocupación entre los habitantes, quienes emprendieron una tenaz búsqueda, encontrándolo en las afueras del pueblo.
Sin embargo, este hecho se repitió, por lo que los creyentes optan por atarlo y colocar sobre sus manos, varias y extensas cadenas para que no se volviera a marchar, recibiendo en adelante la denominación de “Cautivo”.
Pasaron ya 466 años y actualmente pernocta en la parroquia San Pedro de Monsefú, tiene hermosos trajes bordados con hilos dorados, que se exhiben antes de ingresar a visitar a la efigie y es venerada por miles de creyentes, quienes acuden acompañados de velas, flores y una serie de plegarias.
En forma coincidente en este mes celebra su medio año y también recordamos la Semana Santa, razones más que suficientes para sumergirnos y conocer un poco más de esta hermosa localidad lambayecana.
Por: Rosario Coronado
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