Fueron huaqueros los que descubrieron el Cuchillo de Íllimo o Tumi de Oro.
"Yo soy el huaquero viejo, que vengo de sacar huacos, de la huaca más arriba, de la huaca más abajo, ay síiii…..Huaqueo, huaqueo, huaqueo al anochecer; Huaqueo, huaqueo, huaqueo, huaqueo hasta el amanecer, coba, coba, coba al amanece, coba, coba, coba al anochecer".
Así dice la pegajoza letra de una salerosa marinera chiclayana. Es una marinera dedicada a un personaje que ha estado muy relacionado con los monumentos arqueológicos de la región Lambayeque y en especial con el Viernes Santo.
Los huaqueros, esos recios campesinos que se especializaron en horadar el duro suelo, bajo un inclemente sol, para robarle a la huaca sus tesoros, son una especie que ya está camino a la extinción.
Conozco a viejos huaqueros que ya no huaquean porque ya sus edades rozan los 70 años y en sus rostros, las arrugas se amontonan como ellos amontonaban los huacos, o las piezas de oro o cobre dorado que iban sacando.
Los huaqueros más famosos son los que están en la zona del hoy conocido como Santuario Histórico del Bosque de Pómac. Los hay de los distritos de Pacora, de Íllimo, de Túcume y de Pítipo, sin dejar de lado el otro grupo de huaqueros de la zona del valle de Zaña y la parte media del valle Chancay.
Fueron huaqueros los que descubrieron el Cuchillo de Íllimo o Tumi de Oro. Fueron huaqueros los que descubrieron la zona donde habían un cementerio mochica y de donde en 1989 los arqueólogos desenterraron al famoso Señor de Sipán.
Los huaqueros operan a lo largo del año, pero es en el Viernes Santo donde salen en mancha, en tropa, en grupo y como perros hambrientos, van tras sus presas. Son expertos en ubicar el lugar donde comenzar a cavar con la palana. No les importa que tan fuerte brilla el sol si es que detecta el cambio de color de la tierra que van sacando. ¡Acá hay tumba! Gritan y cava y cava, y lo huacos comienzan a aflorar, unos quebrados otros enteros.
Ellos saben seleccionar y solo sacan los que ellos llaman huacos finos. Y allí radican el daño que hacen, pues destruyen todo lo que creen que no vale. Y sus métodos de sacar las cosas no son del todo delicados. Les interesan los objetos de oro y los huacos finos. Muchas veces los vi en plena acción y fui testigo del gran daño que hacen al profanar. Era pequeño y no entendía la magnitud del daño que le hacían a la historia lambayecana.
En esta Semana Santa seguro que muchos saldrán a huaquear, pues dicen que en Semana Santa, los infieles salen a flor de suelo y se dejan ver y se dejan robar sus huacos, sus joyas y todos sus indumentos con los cuales fueron enterrados. Ya no más al huaqueo. He dicho.
Por: Juan César Cabrejos Becerra
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