Campesinos de la comunidad de Lucanas se reunirán para conducir a más de 15.000 de estos camélidos hacia un embudo o trampa final.
Miles de vicuñas serán esquiladas este fin de semana en la reserva de Pampa Galera, en la región peruana de Ayacucho, durante la celebración de una festividad en la que no faltarán los cánticos y músicas andinas.
Durante el llamado "Chaccu", la fiesta de la vicuña que se celebra cada año desde 1993 en este paraje ubicado a unos 4.000 metros de altitud, los campesinos de la comunidad de Lucanas se reunirán para conducir a más de 15.000 de estos camélidos hacia un embudo o trampa final.
Allí se encargarán de esquilar con tijeras electromagnéticas a aquellos ejemplares que posean vello en condiciones, ya que el objetivo es comercializar la fibra obtenida, de gran calidad.
Durante la presentación del XVIII Festival Internacional de la Vicuña en Lima, el viceministro peruano de Agricultura, Francisco Palomino, y el presidente de la comunidad campesina de Lucanas, José Sarmiento, hicieron un llamamiento para que los turistas nacionales y extranjeros acudan a este ritual milenario.
Durante tres días, los asistentes presenciarán varias escenificaciones incas de tributo a la tierra -danzas de tijeras incluidas-, el arreo y posterior esquila de las vicuñas, e incluso el "casamiento" de ejemplares jóvenes.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Perú alberga el más alto número de vicuñas en el mundo, con alrededor de 200.000 ejemplares.
En Lucanas, los criadores poseen una de las mayores poblaciones de estos camélidos, unos 15.000 animales de los que se extraen unos 1.400 kilos de fibra anuales, según Sarmiento.
De esta forma, explicó, los ingresos ascienden a 400.000 dólares al año que después se utilizan para financiar las actividades económicas, el cuidado de las vicuñas y varios fondos destinados a la educación de la comunidad y a la construcción de obras públicas.
La región Ayacucho, en la sierra sur de Perú, alberga gran parte de las vicuñas del país, que son protegidas por comunidades de criadores que se encargan de cortar su finísimo pelo y venderlo a las grandes empresas de confección.
Aproximadamente, por cada dos vicuñas se obtiene una libra de fibra, que tiene un valor en el mercado local de 400 dólares y llega a los 2.000 dólares en el internacional.
A punto de desaparecer a mediados de la década de los noventa, la vicuña y el guanaco son las dos especies de camélidos suramericanos que viven en forma libre y silvestre, a diferencia de la llama y la alpaca, que son domésticos y criados por comunidades de campesinos.
-EFE
Durante el llamado "Chaccu", la fiesta de la vicuña que se celebra cada año desde 1993 en este paraje ubicado a unos 4.000 metros de altitud, los campesinos de la comunidad de Lucanas se reunirán para conducir a más de 15.000 de estos camélidos hacia un embudo o trampa final.
Allí se encargarán de esquilar con tijeras electromagnéticas a aquellos ejemplares que posean vello en condiciones, ya que el objetivo es comercializar la fibra obtenida, de gran calidad.
Durante la presentación del XVIII Festival Internacional de la Vicuña en Lima, el viceministro peruano de Agricultura, Francisco Palomino, y el presidente de la comunidad campesina de Lucanas, José Sarmiento, hicieron un llamamiento para que los turistas nacionales y extranjeros acudan a este ritual milenario.
Durante tres días, los asistentes presenciarán varias escenificaciones incas de tributo a la tierra -danzas de tijeras incluidas-, el arreo y posterior esquila de las vicuñas, e incluso el "casamiento" de ejemplares jóvenes.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Perú alberga el más alto número de vicuñas en el mundo, con alrededor de 200.000 ejemplares.
En Lucanas, los criadores poseen una de las mayores poblaciones de estos camélidos, unos 15.000 animales de los que se extraen unos 1.400 kilos de fibra anuales, según Sarmiento.
De esta forma, explicó, los ingresos ascienden a 400.000 dólares al año que después se utilizan para financiar las actividades económicas, el cuidado de las vicuñas y varios fondos destinados a la educación de la comunidad y a la construcción de obras públicas.
La región Ayacucho, en la sierra sur de Perú, alberga gran parte de las vicuñas del país, que son protegidas por comunidades de criadores que se encargan de cortar su finísimo pelo y venderlo a las grandes empresas de confección.
Aproximadamente, por cada dos vicuñas se obtiene una libra de fibra, que tiene un valor en el mercado local de 400 dólares y llega a los 2.000 dólares en el internacional.
A punto de desaparecer a mediados de la década de los noventa, la vicuña y el guanaco son las dos especies de camélidos suramericanos que viven en forma libre y silvestre, a diferencia de la llama y la alpaca, que son domésticos y criados por comunidades de campesinos.
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