Un mar humano se concentra en la Plaza de Armas de Cajamarca para expresar a través del canto la euforia de los días previos a la fiesta del carnaval.
Todos los fines de semana, el punto obligado de reunión se ha convertido la Plaza de Armas de Cajamarca, donde los jóvenes cantan, bailan y disfrutan de las noches previas a los días principales del carnaval cajamarquino.
Visitar Cajamarca en el mes de febrero no solo es para vivir y apreciar las principales actividades carnavaleras, organizadas por los distintos barrios o el comité central de la fiesta más grande que tiene la Ciudad del Cumbe, sino confluir en el centro histórico con los amigos del barrio, del trabajo, o con tu jefe y olvidar las diferencias, aunque el lunes las cosas vuelvan a su normalidad.
En las noches de carnaval se puede apreciar un mar humano, quienes se distribuyen en varios puntos del lugar, donde justamente convergieron dos culturas (españoles e incas), como es la Plaza de Armas de Cajamarca, y allí se puede ver desde el uso de los clásicos instrumentos como el bombo de maguey, huiro, quena y otros de viento y percusión, hasta las más sofisticadas bandas musicales.
Algo que no falta entre los jóvenes son las controvertidas tarolas, las cuales son consideradas por los carnavaleros tradicionales, como instrumentos que solo hacen bulla y nada más, porque la mayoría que las toca no tiene ritmo y apaga al resto de instrumento musicales.
Pero igual la rebelde juventud no toma en cuenta la opinión de los carnavaleros tradicionales y defienden a toda costa el uso del cuestionado instrumento, porque aseguran “todo cambia y evoluciona”.
El gusto de cantar carnaval es un sentimiento que no se puede explicar solo con palabras, sino a través de un tarareo seguido de una copla como: “Si algún día me ausentara, de mi tierra a tierra ajena, cantaré mi carnaval, para disipar mi pena”.
El carnaval es una de las fechas más esperadas por los cajamarquinos porque todos olvidan las clases sociales, diferencias económicas y raciales, pues solo importa saber cantar las coplas picarescas, amorosas, de despecho o dedicadas a las suegras y en caso de no saber la letra de las coplas, basta con bailar para unirse a la fiesta popular más grande que caracteriza a Cajamarca.
Por: Luis Asencio
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