Nueva cuarentena para frenar el contagio [COLUMNA]

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Las cifras de la pandemia han terminado por imponer su cruda realidad: hemos superado la valla oficial de los 40,000 fallecidos y hemos vuelto a contar más de 200 muertos en un solo día. No había más alternativa que regresar a un régimen de cuarentena, aunque esta vez se aplique de manera focalizada a diez de nuestras 26 regiones: Lima metropolitana, Lima provincias, Callao, Ica, Ancash, Huancavelica, Junín, Huánuco, Pasco y Apurímac.

El toque de queda pasa a aplicarse a partir de las 8 de la noche, mientras que los restaurantes, los espacios culturales, las playas, los centros deportivos y los lugares de culto no podrán ser usados para recibir gente. Solo los comercios de productos esenciales, las farmacias y los bancos seguirán funcionando con aforos limitados. Al mismo tiempo, el gobierno ha anunciado la distribución de un bono de 600 soles a más de 4 millones de hogares, perjudicados por el impedimento de salir a la calle y en muchos casos de trabajar, aunque no sea sino de manera informal.

El objetivo de las medidas restrictivas es frenar el contagio, incluido el de las nuevas variantes de la COVID 19. Los hospitales están al borde de su capacidad, por lo que si la tasa de contagio no desciende no podrían acoger a los cada vez más numerosos infectados. Aunque se haya generalizado el trabajo a distancia y se haga lo posible para evitar la formación de colas en bancos u oficinas públicas, el éxito de la cuarentena dependerá de la disciplina de nosotros, los ciudadanos.

El presidente Sagasti ha reiterado que el mes de febrero comenzará la campaña de vacunación, pero por ahora solo parece seguro un lote de un millón de dosis de la vacuna china, dosis destinadas sobre todo a los trabajadores de la salud. El economista Javier Herrera, del Instituto de Investigación para el Desarrollo, se pronuncia en La República sobre la conveniencia de permitir que empresas privadas compren vacunas: “Debe favorecerse todo lo que permita vacunar de manera masiva y rápida. Y ya hemos visto las dificultades del Estado para comprar las vacunas”.

El diario Gestión da cuenta de una investigación realizada por IPSOS, según la cual 34% de los encuestados habría aumentado de peso durante la pandemia. El promedio de aumento se eleva a 7 kilos, solo superado en México y Argentina. El tema resulta relevante porque el sobrepeso y la obesidad son un factor agravante de la COVID-19, como lo reconoce más de 80% de los encuestados. Resulta por eso necesario que las personas sometidas a cuarentena aprovechen la hora que pueden pasar en la calle para caminar y hacer ejercicio, lo que compensaría la falta de movimiento que suele producirse cuando uno vive sin salir de su domicilio. El sobrepeso afecta también a niños y adolescentes.

Una de las lecciones que la humanidad en su conjunto puede aprender de la pandemia es la mejora de la organización de las ciudades, en las que al fin y al cabo vive cerca de 80% de los seres humanos. Por eso el Grupo RPP organiza una nueva edición del Foro Ciudades cómo vamos. A través de las redes sociales, especialistas, autoridades y dirigentes de la sociedad civil intercambiarán hoy sobre un objetivo común: definir la estrategia hacia Mejores ciudades para una nueva convivencia. El punto de partida es que la pandemia ha hecho patente que todos queremos vivir de manera saludable y segura. El Foro aborda dos desafíos principales: el transporte y los espacios públicos. Como pudimos observar, la primera cuarentena y la restricción vehicular favorecieron una mejora evidente en la calidad del aire, aunque solo haya durado lo que duró el período de encierro obligatorio.

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