Un antiguo centro urbano que data del año 1800 antes de Cristo abre sus puertas al público tras años de investigación. Se trata de Peñico, un importante legado cultural con huellas de la civilización Caral en el Valle de Supe. Conozcamos más sobre su historia en el siguiente informe:
En el valle del río Supe, en la provincia limeña de Huaura, se mantuvo oculto por miles de años hasta que los arqueólogos, después de 8 años de investigación lo mostraron al Perú y al mundo.
Peñico es un centro urbano que se levanta a 600 metros sobre el nivel del mar y que tiene 3 mil 800 años de antigüedad. Desde 2017 los arqueólogos trabajaron para exponer 5 conjuntos monumentales en forma de terrazas hechas de barro y piedras y que respetó la tradición de la civilización Caral.
Se trata de un centro de integración social, donde se reunían poblaciones de la costa y la sierra en un período posterior a la civilización Caral que colapsó por el cambio climático. Así lo cuenta Ruth Shady, Directora del Proyecto Caral:
"Hubo una visión de la vida de compartir y de desarrollo colectivo organizado. Entonces ellos han estado a través del tiempo con esa forma de intercambiar con las poblaciones que habitaban en otras partes del territorio peruano".
Los edificios públicos y monumentales de Peñico abarcan más de 16 hectáreas. La forma de estas construcciones evidencia la fuerte influencia Caral por los salones ceremoniales, altares de fuego o plazas circulares. El arqueólogo Mauro Ordoñez, quien trabajó en su puesta en valor, lo explica:
"Los espacios más característicos que se tienen son las composiciones de varias antesalas, donde en esas épocas se reunían las autoridades con otras distintas autoridades de distintos lugares. Ahora, este edificio no es el único que se ha puesto en valor, sino que es uno de los cinco edificios públicos que está abierto al público. Esto es un edificio público en el sentido que son las autoridades de la época que utilizaban estos edificios".
Los residentes del Centro Poblado de Peñico, localidad donde se hallaron los 5 edificios monumentales, fueron testigos del arduo trabajo de los investigadores y de los propios pobladores que ayudaron en las excavaciones. Jessica Lindo, enfermera del Puesto de Salud en Peñico, lo cuenta:
"Hubo las lluvias, que hubo esa temporada de lluvias y todo torrencial. Como esto está fabricado a base de pajas y de barro, entonces la lluvia hacía que todo se vaya queriendo derrumbar. Entonces como hormiguitas los trabajadores a poner plástico".
Ruth Shady advirtió que, a pesar de su trascendencia histórica que atrajo la atención de la prensa nacional y extranjera, faltan recursos para seguir investigando Peñico. El presupuesto es limitado, en 8 años solo contaron con 15 millones de soles y ahora ya no hay personal suficiente para continuar:
"Pero nos hemos quedado casi sin personal, apenas tenemos el arqueólogo Mauro que está acá a mi lado y uno más, por eso es que no tenemos todavía suficiente información, solamente se han venido recuperando los edificios a través de los ocho años".
La puesta en valor del centro urbano de Peñico revela no solo la continuidad cultural tras el colapso de Caral, sino también la capacidad ancestral de las civilizaciones peruanas para organizarse, integrarse y construir espacios de encuentro social. Por ello, preservar Peñico es una tarea urgente que requiere compromiso del Estado y de la sociedad para proteger una herencia que sigue hablándonos desde el pasado.