Pese a la discapacidad visual, Ana Sophia Delgado decidió seguir con sus proyectos y en el 2013 ingresó a la Universidad de Piura. “Una persona llega avanzar hasta donde Dios permite", es la frase que Sophia deja a los jóvenes.
Un ejemplo de superación. Ana Sophia Delgado es una joven invidente que tiene muy claro sus objetivos. Su discapacidad visual no ha frustrado sus sueños, por lo contrario, la han hecho motivarse más por salir adelante.
Uno de sus sueños ya se cumplió, se acaba de graduar en la carrera de Derecho en la Universidad de Piura (Udep) ocupando el primer puesto de su promoción. "El verla a ella es darte cuenta de que todo es posible. Estar con ella siempre te anima", dice Úrsula Alberca Salas, una de las amigas de Sophia.
La joven piurana de 23 años fue diagnosticada con nistagmus cuando era niña. Esta enfermedad que se caracteriza por el movimiento involuntario rápido de los ojos le provocaron una ceguera parcial y luego progresiva.
Pese a la dificultad física, Sophia decidió seguir con sus proyectos y en el 2013 ingresó a la Universidad de Piura para estudiar la carrera de Ciencias de la Comunicación; sin embargo, se percató que su condición física no le permitiría ejercer esta profesión. Luego de cursar el primer ciclo hizo su traslado a la facultad de Derecho, carrera que tenía una similitud con Comunicación: la vocación de servicio.
“Una persona llega avanzar hasta donde Dios permite"
“Tengo una linda familia padres, abuela, tíos, todos ellos han participado y han hecho posible que yo termine la carrera. Ellos me leían las separatas y libros, tengo eso lindo de mi familia”, reconoce la joven.
Para poder desenvolverse en el ámbito académico, la Universidad de Piura le proporcionó las herramientas necesarias. Le instalaron un software que le lee la pantalla para desarrollar exámenes y sus otras actividades.
“Una persona llega avanzar hasta donde Dios permite. Es cierto que todos tenemos problemas sea o no una discapacidad, pero la familia es la mejor base que uno puede tener para afrontar los problemas al igual que las amistades”, señala.
Sophia, la joven invidente de amplia sonrisa agradeció también el apoyo de sus profesores y compañeros, a quienes describe como ángeles que se cruzaron en su camino. "Cada vez que llego a un lugar nuevo, siempre me encuentro con personas que tienen ese espíritu de servicio y que luego se convierte en amistad”, asegura.
Avanzando y superando dificultades
Pese al apoyo de sus familiares y amigos, Sophia ha tenido que superar otras dificultades y que en cierto modo la frustraban como el hecho de tener que ajustarse a los horarios de compañeros y familia para estudiar.
Admite que hay veces en las que quisiera ser más independiente viajar sola o ver un libro o estar sola por prolongado tiempo, pero debido a su condición física no es posible. Reconoce que la mejor parte de que alguien esté siempre a su lado es que siempre tiene alguien con quien conversar y no hundirse en los problemas que pueda atravesar.
“Si en algún momento me sentía bajoneada, que es propio de la persona tengas o no una discapacidad, no tengo tiempo de estar tanto tiempo sola es como que tengo ese extra, ese plus”, señaló.
Actualmente Sophia está en un periodo de prueba para que luego pueda desempeñarse como docente en esta universidad. Sus compañeras de trabajo están encantadas de laborar con ella. La describen como una chica divertida, responsable, de buen carácter, solidaria, amigable, pero sobre todo como alguien que siempre está dispuesta a apoyar a quien lo necesite.
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