Según el INEI, casi el 60% de las mujeres peruanas ha sufrido algún tipo de violencia por su esposo o compañero alguna vez. ¿Cómo entender mejor los patrones detrás de la violencia contra la mujer y el rol que tienen los hombres en la solución de este problema tan grave en el Perú?
La violencia contra la mujer es un problema que persiste en nuestro país y del cual recurrentemente vemos noticias que nos estremecen. Según el INEI, casi el 60% de las mujeres peruanas ha sufrido algún tipo de violencia por su esposo o compañero alguna vez. Además, una encuesta de Ipsos en 2019 reveló que el 71% de los peruanos –hombres y mujeres- consideran que la mujer tiene algo de culpa si su pareja la golpea al descubrir que es infiel.
¿Qué hay detrás de esto? ¿Hemos normalizado tanto la violencia contra la mujer que es casi parte de nuestro día a día como sociedad? ¿Por qué seguimos enfrascados en estereotipos de masculinidad y rol de las mujeres que nos impiden salir de este círculo vicioso? ¿Hasta cuándo vamos a culpar a la víctima antes de al perpetrador?
Conversamos con el investigador de GRADE, Wilson Hernández, para desenredarnos sobre estas y muchas más dudas. Dado que era una conversación de tres hombres y una mujer, pusimos especial énfasis en el rol que tienen los hombres para solucionar este problema de raíz.
Uno de los primeros mitos derribados es que detrás de un perpetrador haya necesariamente un caso de enfermedad mental. Otro mito es que esto solo se da en ciertos estratos de la sociedad. Lamentablemente, se trata de un problema generalizado. El problema se encuentra tan extendido y enraizado en nuestras construcciones sociales, que es doblemente costoso para una víctima denunciar casos de violencia, no solo por temor a represalias o a una mala atención por parte de la policía, sino también por falta de apoyo de familiares o temor a la estigmatización social.
Sin duda, esta situación se agravó aún más durante la cuarentena: solo entre marzo y mayo desaparecieron más de 500 mujeres, se dieron 21 feminicidios y 14 tentativas. La complejidad del problema es enorme y necesitamos desenredarlo, hablar más de ello para poder trabajar en solucionarlo como sociedad.