Se prevé incrementos más severos de la temperatura en la Cordillera Blanca, acelerando el retroceso glaciar y produciendo la desaparición de algunos glaciares.
En el Perú existen aproximadamente 10 cuencas glaciares importantes que surten de agua a centros poblados de Lima, Huaraz, Cuzco y otros. Una de ellas es la cuenca del río Santa, que pertenece a la vertiente del Pacífico y se extiende desde el nivel del mar hasta las cumbres más altas del Perú, por encima de los 6 000 metros sobre el nivel del mar (msnm).
La agricultura emplea el 95,25% del agua de la cuenca del río Santa; mientras que el 3,98% es para uso poblacional y, en menores cantidades, el uso pecuario (0,30%), el minero y el industrial.
Sin embargo, el uso del agua para el agro es poco eficiente en la Cordillera Blanca, ya que se utiliza el sistema de riego por gravedad, con grandes pérdidas del líquido en los campos de cultivo.
"La adaptación al cambio climático es una necesidad imperiosa para el Perú, dado que el desarrollo sostenible será posible si optimizamos capacidades para afrontar los efectos de este fenómeno global. Debemos reducir nuestra vulnerabilidad, aprovechando nuestras oportunidades", señaló la viceministra de Desarrollo Estratégico de Recursos Naturales del Ministerio del Ambiente.
Vereau presentó el estudio "Evaluación Local Integrada en la Cuenca del Río Santa", considerado como una hoja de ruta para emprender medidas de adaptación en el área de interés del Callejón de Huaylas.
La viceministra señaló que pese a que el agro es uno de los sectores más perjudicados por el cambio climático, especialmente en la parte baja de la cuenca, ya se están practicando medidas de adaptación como el cambio en el uso de la tierra, es decir, la combinación de cultivos, así como la modificación del calendario de siembra.
Por otro lado, se determinó que el turismo también sería uno de los sectores más vulnerables al cambio climático.
De acuerdo al estudio de Escenarios Climáticos en la Cuenca del Río Santa para el año 2030, elaborado por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI), en los próximos años se prevé incrementos más severos de la temperatura en la Cordillera Blanca, acelerando el retroceso glaciar y produciendo la desaparición de algunos glaciares.
En el año 2005, el glaciar Broggi desapareció y a la fecha el Pastoruri ya no es considerado más un nevado.
"Frente a este panorama las autoridades deberán incorporar medidas de adaptación al cambio climático en el sector turismo, identificando nuevas zonas de atractivo turístico a mediano y largo plazo", finalizó Vereau.
La agricultura emplea el 95,25% del agua de la cuenca del río Santa; mientras que el 3,98% es para uso poblacional y, en menores cantidades, el uso pecuario (0,30%), el minero y el industrial.
Sin embargo, el uso del agua para el agro es poco eficiente en la Cordillera Blanca, ya que se utiliza el sistema de riego por gravedad, con grandes pérdidas del líquido en los campos de cultivo.
"La adaptación al cambio climático es una necesidad imperiosa para el Perú, dado que el desarrollo sostenible será posible si optimizamos capacidades para afrontar los efectos de este fenómeno global. Debemos reducir nuestra vulnerabilidad, aprovechando nuestras oportunidades", señaló la viceministra de Desarrollo Estratégico de Recursos Naturales del Ministerio del Ambiente.
Vereau presentó el estudio "Evaluación Local Integrada en la Cuenca del Río Santa", considerado como una hoja de ruta para emprender medidas de adaptación en el área de interés del Callejón de Huaylas.
La viceministra señaló que pese a que el agro es uno de los sectores más perjudicados por el cambio climático, especialmente en la parte baja de la cuenca, ya se están practicando medidas de adaptación como el cambio en el uso de la tierra, es decir, la combinación de cultivos, así como la modificación del calendario de siembra.
Por otro lado, se determinó que el turismo también sería uno de los sectores más vulnerables al cambio climático.
De acuerdo al estudio de Escenarios Climáticos en la Cuenca del Río Santa para el año 2030, elaborado por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI), en los próximos años se prevé incrementos más severos de la temperatura en la Cordillera Blanca, acelerando el retroceso glaciar y produciendo la desaparición de algunos glaciares.
En el año 2005, el glaciar Broggi desapareció y a la fecha el Pastoruri ya no es considerado más un nevado.
"Frente a este panorama las autoridades deberán incorporar medidas de adaptación al cambio climático en el sector turismo, identificando nuevas zonas de atractivo turístico a mediano y largo plazo", finalizó Vereau.
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