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Realizadores de Pacificum: “Antes se protegía y se adoraba el mar. Hoy se le tira basura"

Mariana Tscuhdi y Rodolfo Salas hablaron sobre la relación entre el peruano prehispánico y el mar, sobre cómo cambió esta relación con la modernidad y sobre una medida urgente para preservar la biodiversidad marina del país: la reserva marina del norte. | Fuente: RPP Noticias

La directora y uno de los científicos detrás de la primera película sobre el mar peruano conversaron en Fuera de Serie sobre la riqueza de sus aguas y la necesidad de preservarla.

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Mariana Tschudi es la directora de Pacificum: el retorno al océano, un documental de 75 minutos que muestra un recorrido por el mar peruano, su historia y su riqueza, y que fue la película favorita del público en el Festival de Lima de este año. Junto a ella trabajó un equipo de especialistas que incluyó a biólogos marinos y paleontólogos como Rodolfo Salas. El objetivo es, con un lenguaje simple, sensibilizar a los espectadores sobre la situación de nuestra frontera más grande: el Océano Pacífico. Raúl Vargas conversó con ambos en un nuevo episodio de Fuera de Serie.

Cuando uno ve este documental piensa en la extraordinaria antigüedad del Perú, las cosas que no conocemos y la relación de nuestros orígenes con el mar.

Mariana Tschudi: La relación del antiguo poblador con el mar es una de las cosas que más me impresionó cuando fui aprendiendo de este tema y lo que más quería rescatar. Si recordamos cuál era esa relación, comienza a equilibrarse todo lo que sucede hoy, todo el desastre. Era una relación de reciprocidad, de ofrenda. Todos los templos que están al pie del océano no tienen otra razón de ser que agradecer y conectarse con la energía del mar. Una vez un maestro me dijo que antiguamente, antes de tomar algo del mar o la naturaleza, primero se ofrendada. Con esa consciencia, imagínate qué tendría que ofrendar la industria pesquera.

Y no solo la industria, el pescador común y corriente.

MT: Todos, el que come un ceviche también.

Esta relación además tiene un aspecto colectivo, marca una ritualidad. El mar inspira un concepto religioso, un respeto. La relación no es de uno con el mar, sino de todos con el mar.

MT: Claro. Nosotros somos mar. El 70% de nuestro cuerpo es líquido, como el planeta mismo es 70% agua. Somos un reflejo del planeta. Como decía Yuri Hooker, lo que le hagamos al mar nos lo hacemos a nosotros mismos. Si contaminas el mar, acabas tomándote esa agua, es lo mismo. Como dice José Canziani al final del documental, el mar es una extensión de nuestra piel.

Uno de los trámites es tener la idea y crear el equipo. Lo otro es conseguir a los financiadores.

MT: Ha sido uno de los mayores retos. Los productores, sobre todo Evelyn Merino Reyna, Henry Mitrani, Micaela Egúsquiza, han hecho una tarea increíble en conseguir y enamorar a los auspiciadores. La respuesta de estos fue un reflejo de lo que hablábamos, de que el mar está en todos. Tuvimos apoyos desde el comienzo, pero con mucha dificultad, hasta que llegamos al Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Concytec).

La [ex] presidenta de Concytec, Gisella Orjeda, nos dio la idea. Estábamos trabajando con los mejores científicos en cada tema, uno de ellos era Rodolfo Salas en paleontología y otro era Yuri Hooker en biología marina. Nos dijo que una de las cosas que necesitaba Concytec era comunicar las investigaciones científicas a nivel masivo, que no se queden en una publicación, y que esa era la intención de nuestra película. Nos contó sobre su financiamiento a proyectos especiales para la difusión de la ciencia, que no teníamos idea que existía, y nos sugirió que apliquemos. Lo hicimos y ganamos el premio, gracias a lo cual realizamos el resto de la película.

La dificultad está en que no se trata de un proyecto exclusivamente científico, ni de un tratado, sino que todo confluye en el interés humano, en el interés de la persona. ¿Cómo enfrentar esos primeros dilemas?

Rodolfo Salas: Es complicado. Desde mi perspectiva científica, llegar al público general es todo un reto. Yo soy paleontólogo. Nosotros estudiamos los organismos que existieron de la aparición del hombre, hace millones de años. Para eso tenemos los fósiles. En el Perú se conoce muy poco de la paleontología, pero  los restos paleontológicos son muy abundantes,  sobre todo en organismos marinos fósiles. Muchos científicos del mundo que quieren saber cómo fue la evolución de las ballenas, de los delfines o de los ecosistemas del mar, tienen que estudiar los fósiles que existen en territorio peruano. Son los mejores conservados, los más abundantes y los que registran más tiempo de una historia que en otros países se desconoce totalmente.

Mariana Tschudi, directora de 'Pacificum', sobre cómo se gestó el proyecto y qué buscó resaltar del tema que aborda. | Fuente: RPP Noticias

¿De qué antigüedad estamos hablando?

RS: Son restos que tienen entre 45 y 2 millones de años.

¿Todavía no estaba el ser humano?

RS: El hombre evoluciona en África hace unos 3 millones de años y recién llega aquí hace unos 14 a 16 mil años. Toda esta historia previa a la aparición del hombre está extraordinariamente registradas en las rocas de la costa del Perú, en Ica y Arequipa que visitamos con todo el equipo para grabar escenas fantásticas de fósiles en la superficie, esqueletos de ballenas por ejemplo. Yacen en la superficie del desierto y han sido expuestos por la erosión del viento. Son restos de animales que vivieron hace unos 10 millones de años.

¿Las poblaciones circundantes o vecinas sabían que existen estos restos?

RS: Sí. Al comienzo tal vez no entendían bien de qué se trataba, pero notaban que eran organismos biológicos. Incluso es probable que los pobladores prehispánicos hayan visto estos fósiles, se hayan preguntado qué eran y hayan pensado que eran restos de organismos marinos. Algunos se pueden llegar a identificar. Esta relación del ser humano con el mar no solo data de tiempos prehispánicos, sino que hemos evolucionado de organismos que se originaron del mar.

Nosotros venimos del mar, somos mar.

RS: Exacto, la vida se originó en el mar hace más o menos 3,500 millones de años. Esta travesía evolutiva de millones de años ha pasado por organismos, por invertebrados, unicelulares, vertebrados más complejos y luego abandonó el mar.

¿Tenemos registros de todo ello?

RS: Tenemos una buena parte de este registro, único en el Perú, en las costas de Ica y Arequipa. En el documental pudimos grabar las ballenas con drones incluso, desde el aire. Por primera vez vimos las ballenas así. Fue una perspectiva totalmente distinta y única. Veíamos las ballenas entre las dunas con y parecía que nadaban entre los olas. Es una sensación interesante que nunca habíamos conocido de la paleontología.

Cualquier poblador del Perú, consciente o inconscientemente, tiene una relación con el mar. Se traduce en la necesidad de mirarlo y admirarlo y en consumir productos del mar. Tener cuidado con el mar ya es más complicado.

RS: Sí, actualmente la explotación que se hace del mar es indiscriminada. No hay un control. Muchas de las especies marinas aún se desconocen. Existen algunas que han sido descubiertas durante la grabación de este documental con cámaras subacuáticas por Yuri Hooker y el equipo. Eso es increíble porque estando tan cerca y tan vulnerable, siendo tan explotado, aún hay mucha vida que florece en el mar y que nos da la esperanza de que nada en el futuro está totalmente perdido. Si comenzáramos una política mucho más consciente y con una relación de más respeto al mar, podríamos recuperar toda esa riqueza que en algún momento existió en nuestra costa peruana.

El paleontólogo Rodolfo Salas explica la riqueza del Perú en restos marinos y en diversidad marina, la cual quedó evidenciada en 'Pacificum'. | Fuente: RPP Noticias

EL HOMBRE Y EL MAR

¿Cómo es la relación de respeto y admiración entre el hombre y el mar?

MT: Las culturas antiguas, y algunas continúan haciéndolo en comunidades andinas, tiene una relación de comunicación constante con la naturaleza. En los andes, por ejemplo, se da con los apus. Yo creo que en la costa sucedía lo mismo con el mar y hay un montón de ejemplos en el documental. No solo están los templos al pie del océano, hay vestigios de ofrendas de peces que hacían a las aves, como para conectar el mundo subacuático con el de arriba. También de ofrendas de conchas que llevaban a los andes para conectar la cordillera con el mar. Era una conexión constante de todos los elementos de la naturaleza.

¿Qué pasó después?

MT: La ambición hacia un valor, el valor económico individual. Allí se rompe la relación. Ya no importa ni el mar, ni el del costado, ni nada, importa lo poderoso que seas.

Pero sí en las comunidades pesqueras. He conocido toda la costa y el pescador es una persona muy cuidadosa que conoce muy bien la realidad del mar.

MT: No soy historiadora, pero hablo de lo que siento que pasó en términos generales con la llegada de la cultura occidental: el valor se fue más hacia lo económico y material, lo que rompió la conexión con la naturaleza.

RS: Es que también el mar peruano es uno de los más ricos del mundo. Estas corrientes frías que llegan desde la Antártida tienen una cantidad increíble de peces, de biomasa y de plancton. Eso no sucede en otras partes del mundo. Es un recurso que en el Perú ha sido considerado casi inagotable, lo que fue un error porque ahora se ha mermado muchísimo. Parte de esta riqueza se puede explicar con el pasado y eso es lo que hemos tratado de hacer con este documental. Tenemos la esperanza, por ejemplo, de que los desagües sin aguas tratadas que se vierten al mar o los ríos, poco a poco empiecen a…

Eso es un envenenamiento.

RS: Por supuesto. Los peces que nosotros consumimos y los organismos que llegan hasta nuestras mesas están siendo regados con estas aguas sucias. Es increíble. En el pasado, se realizaban ritos de respeto al mar, se le protegía, se le adoraba y se le respetaba. Ahora se le tira basura. Es un cambio radical.

¿Algunas civilizaciones fueron más marinas que otras?

MT: Eso lo mencionaba bastante José Canziani. Las de la costa tenían un uso muy consciente del paisaje. Los valles eran fértiles y sembraban elementos que favorecían a la pesa: el algodón para los redes, la totora para navegar. Tenían los salares al pie de los cerros para salar los pescados, hacían tendales en las laderas para secarlos. Todas las actividades que hacían usando el paisaje eran relacionadas al mar. Luego llevaban el pescado a los andes y lo intercambiaban por otros productos.

UNA RESERVA NECESARIA

¿Cómo podríamos, desde lo urbanístico, hacer esfuerzos para mejorar la relación entre el mar y la costa?

MT: La película está enfocada hacia una solución concreta. El esfuerzo debemos hacerlo todos los peruanos. No botar bolsas de plástico a los ríos, por ejemplo, es una consciencia colectiva, pero algo práctico que se puede hacer es una reserva marina. El 70% de toda la biodiversidad marina está en un 5% de nuestro costa al norte.

Pero ahí debemos directamente decir que no podemos seguir con la explotación para producir harina de pescado en la forma en la que lo venimos haciendo.

MT: En la que lo venimos haciendo. No es que esté mal esa actividad, sino que tiene que hacerse con consciencia, permitiendo que la anchoveta se regenere. Debe haber conciencia; si no, simplemente se acaba.

Hay sectores privados que se han interesado en buscar nuevas fórmulas.

MT: Exacto. Una fórmula para preservar la biodiversidad en términos generales y para que se pueda repoblar todo el mar peruano de especies, es hacer la reserva y permitir que se reproduzcan. Es absurdo que no se les permita reproducirse, hasta para actividades económicas. Es una zona concreta al norte del Perú, entre Cabo Blanco y La Foca.

RS: Está a una diez o quince millas de la costa.

MT: Esa es la zona donde se reproducen todas las especies y el resto del mar está para pescar. Con consciencia, claro, sabiendo cuáles son las temporadas de reproducción de las especies, cosa que en esa temporada no la consumes, sino cuando ya creció.

RS: Sería interesante que con este documental la gente sea más consciente de que existen dos mares peruanos: de Piura hacia al norte y de Piura hacia el sur. El primero se caracteriza por esta gran diversidad, aguas claras, menos plancton, cardúmenes más pequeños, pero con mayor diversidad. En la zona del sur, los cardúmenes son enormes, el agua es densa porque está llena de alimento para peces. Esos dos mares se encuentran en esta zona de Piura. Es increíble que nuestro territorio sea tan magnífico que conserva ambos tipos de ecosistemas. Hay que proteger ambos. En el sur tenemos la Reserva Nacional de Paracas, que preserva este ecosistema marino de aguas frías. Eso debería ser una prioridad porque está en el límite, donde las especies también tienen características distintas.

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