Una de las palabras que más se pronunció este 2020 fue cuarentena. Quedarnos en casa significó la diferencia entre estar sanos o enfermos; entre la vida y la muerte. Sin embargo, expertos apuntan a que si no hubiésemos estado confinados, los resultados hubiesen sido peores.
Serían quince días de confinamiento. El expresidente Martín Vizcarra anunciaba el domingo 15 de marzo de 2020 el inicio de la cuarentena obligatoria para evitar más contagios del nuevo coronavirus. Habían pasado 8 días del primer caso registrado en el país, contábamos 71 infectados y aún no lamentábamos fallecidos por la COVID-19.
“Hemos aprobado en el Consejo de Ministros un decreto supremo que declara el Estado de Emergencia nacional por las graves circunstancias que afectan la vida de la nación a consecuencia del coronavirus”, dijo aquella noche el exmandatario.
Perú fue, junto a Ecuador, el primer país en imponer el confinamiento en América Latina. Quedaron restringidos los derechos constitucionales relativos a la libertad, la inviolabilidad de domicilio, la libertad de reunión y de tránsito en el territorio nacional.
La mañana del 16 de marzo dejaron de operar todas las instituciones públicas, cerraron las iglesias, los negocios como restaurantes, centros comerciales, cines y estadios. Para el 17 de marzo se prohibieron los viajes interprovinciales y cerraron las fronteras dejando a más de 18 mil peruanos varados en todos los continentes.
MEDIDAS MÁS DURAS
El 3 de abril se aplicaron los días de salida diferenciada para hombres y mujeres. Los efectos de esta decisión fueron aglomeraciones en los mercados y se cuestionó la sobrecarga de labores domésticas a mujeres durante el confinamiento. Luego, la medida fue eliminada.
En un país en el que el 71 por ciento de la población económicamente activa trabaja en la informalidad no todos podían quedarse en casa. En el Perú solo el 21,9% de hogares pobres cuentan con un refrigerador, lo que obligó a miles de familias a ir en busca de alimentos, a diario porque no tenían donde conservarlos, quedando expuestos al virus en espacios donde se juntaba mucha gente.
Según la politóloga María Alejandra Campos, en medio de la cuarentena, la demora en la llegada de los bonos fue un problema. “Desde el día 15 ya estaban en la calle. Parte del problema por el que la cuarentena no funcionó fue porque no pudieron quedarse en su casa y eso es responsabilidad de que el bono no haya llegado a tiempo”, explicó.
A finales de mayo la curva de contagios no se aplanaba. El pico más alto se registró el miércoles 18 con 8 805 casos nuevos en un solo día, lo que provocó que la cuarentena se ampliara.
EVENTOS CANCELADOS
A un año del bicentenario de la independencia del Perú, la Gran Parada Militar también fue cancelada y en el mes morado, los multitudinarios recorridos de la imagen del Señor de los Milagros fueron reemplazados por procesiones virtuales.
El 17 de septiembre se anunció la cuarentena focalizada para las regiones en las que los niveles de contagio no descendían y finalmente, un 25 de octubre se levantó la inmovilización obligatoria a nivel nacional.
Mas de treinta y seis mil peruanos han muerto por la COVID-19 y según la Organización Internacional de Trabajo, Perú es el caso más dramático de pérdida de empleos en América debido a la pandemia.
A pesar de los resultados que todos lamentamos, la situación pudo ser peor sin cuarentena. Para el 2021, a los peruanos le tocará prepararse para lo que podría ser una segunda ola.
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