Líderes senderistas aseguran que han dejado la lucha armada y sus seguidores piden ´reconciliación´, para participar en los comicios regionales y municipales de este año.
Hace treinta años, en un pequeño pueblo perdido en los Andes del sur del país, se inició la insurrección armada de Sendero Luminoso contra el Estado, que dejó casi 70.000 muertos y aún es una herida abierta en el Perú.
Aunque ahora algunos consideran que esta guerra es un asunto "del pasado", también hay muchos que reclaman una revisión de los factores que llevaron a un grupo de tendencia maoísta a intentar destruir el Estado para crear una "Nueva República Popular".
Todo comenzó en el remoto poblado de Chuschi, en el departamento sureño de Ayacucho, un 17 de mayo de 1980, cuando Perú se aprestaba a celebrar comicios presidenciales tras doce años de haber sido gobernado por dos dictaduras militares.
La localidad fue tomada por un grupo de personas armadas que proclamó la insurrección del "Partido Comunista del Perú", que luego sería conocido como "Sendero Luminoso".
Con la destrucción de los materiales electorales enviados para la votación se dio inicio a una lucha interna que llevaría a los agentes del Estado a responder con la misma violencia, siempre con los campesinos y civiles en medio del fuego cruzado.
Durante más de una década los peruanos vivieron en zozobra, entre asesinatos, atentados, apagones, masacres, secuestros y múltiples violaciones a los derechos humanos que sólo comenzaron a declinar con la captura, en 1992, del fundador de "Sendero Luminoso", Abimael Guzmán, y la cúpula de su agrupación armada.
¿Pero qué llevó a que en el Perú se iniciara una sangrienta "guerra popular"?
Los analistas discrepan en muchos términos ideológicos, pero coinciden en que la exclusión, el racismo y la pobreza fueron el caldo de cultivo de una insurrección que, vista con la perspectiva del paso del tiempo, aún presenta muchos matices por descubrir.
La polémica sobre el tema es tanta que, a pesar del apoyo del presidente Alan García, muchos han rechazado la construcción de un "Lugar de la Memoria" que se encargará de recapitular y estudiar esa violenta etapa de la historia peruana.
Las mismas reacciones generó el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), cuyos integrantes son muchas veces descalificados por haber señalado que los militares también cometieron violaciones a los derechos humanos.
El informe de la CVR determina, sin embargo, la responsabilidad primigenia de "Sendero Luminoso" en el conflicto interno y le otorga a esta agrupación la responsabilidad en el 54 por ciento de las víctimas.
En la última década, con sus principales líderes en prisión, "Sendero Luminoso" fue perdiendo fuerza y terminó dividiéndose entre aquellos que defendían un "acuerdo de paz" planteado por Guzmán y los que consideraron que esto era una traición a sus principios.
Actualmente, la banda armada cuenta con unos 250 miembros que se movilizan en dos frentes en la selva peruana, afirmó la semana pasada el jefe del Frente Policial del Huallaga, Marlon Savitzky.
En ese sentido, el actual líder de la agrupación en esa zona, el "Camarada Artemio", alias de José Flores León, al parecer tiene sólo tres columnas, de 15 integrantes cada una, que se movilizan en la región San Martín, una de las principales para el cultivo de la hoja de coca, materia prima de la cocaína.
La inteligencia policial cifra en otros 200 a los hombres que "Sendero Luminoso" maneja en la zona del Valle de los ríos Apurímac y Ene (Vrae), al mando del "Camarada José", alias de Víctor Quispe Palomino.
El VRAE es actualmente una zona de tránsito de droga, que cuenta con el resguardo de los subversivos a las mafias del narcotráfico que han instalado sus laboratorios clandestinos en zonas inaccesibles de las regiones de Ayacucho, Huancavelica y Cuzco.
A pesar de esta exigua fuerza, los remanentes senderistas son una amenaza en esas zonas, al punto que el año pasado sus atentados y emboscadas dejaron decenas de muertos y heridos entre los militares y policías que los persiguen.
Incluso, el Gobierno decidió el sábado aumentar sus previsiones ante el aniversario de la insurrección armada y declaró por 60 días el estado de emergencia en varias provincias de las regiones de Huánuco, Ucayali y San Martín, en la selva central.
El ministro de Defensa, Rafael Rey, declaró el viernes pasado tener información de que Sendero buscaba atentar contra su vida, y pidió al presidente Alan García y a los ministros que refuercen su seguridad "en prevención de algún tipo de problema el 17 de mayo".
Treinta años después, sin embargo, Guzmán y su pareja, Elena Yparraguirre, aseguran que han dejado la lucha armada y sus seguidores piden "reconciliación", para lo cual buscan una amnistía y participar en los comicios regionales y municipales de este año y en los presidenciales y legislativos de 2011.
-EFE
Aunque ahora algunos consideran que esta guerra es un asunto "del pasado", también hay muchos que reclaman una revisión de los factores que llevaron a un grupo de tendencia maoísta a intentar destruir el Estado para crear una "Nueva República Popular".
Todo comenzó en el remoto poblado de Chuschi, en el departamento sureño de Ayacucho, un 17 de mayo de 1980, cuando Perú se aprestaba a celebrar comicios presidenciales tras doce años de haber sido gobernado por dos dictaduras militares.
La localidad fue tomada por un grupo de personas armadas que proclamó la insurrección del "Partido Comunista del Perú", que luego sería conocido como "Sendero Luminoso".
Con la destrucción de los materiales electorales enviados para la votación se dio inicio a una lucha interna que llevaría a los agentes del Estado a responder con la misma violencia, siempre con los campesinos y civiles en medio del fuego cruzado.
Durante más de una década los peruanos vivieron en zozobra, entre asesinatos, atentados, apagones, masacres, secuestros y múltiples violaciones a los derechos humanos que sólo comenzaron a declinar con la captura, en 1992, del fundador de "Sendero Luminoso", Abimael Guzmán, y la cúpula de su agrupación armada.
¿Pero qué llevó a que en el Perú se iniciara una sangrienta "guerra popular"?
Los analistas discrepan en muchos términos ideológicos, pero coinciden en que la exclusión, el racismo y la pobreza fueron el caldo de cultivo de una insurrección que, vista con la perspectiva del paso del tiempo, aún presenta muchos matices por descubrir.
La polémica sobre el tema es tanta que, a pesar del apoyo del presidente Alan García, muchos han rechazado la construcción de un "Lugar de la Memoria" que se encargará de recapitular y estudiar esa violenta etapa de la historia peruana.
Las mismas reacciones generó el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), cuyos integrantes son muchas veces descalificados por haber señalado que los militares también cometieron violaciones a los derechos humanos.
El informe de la CVR determina, sin embargo, la responsabilidad primigenia de "Sendero Luminoso" en el conflicto interno y le otorga a esta agrupación la responsabilidad en el 54 por ciento de las víctimas.
En la última década, con sus principales líderes en prisión, "Sendero Luminoso" fue perdiendo fuerza y terminó dividiéndose entre aquellos que defendían un "acuerdo de paz" planteado por Guzmán y los que consideraron que esto era una traición a sus principios.
Actualmente, la banda armada cuenta con unos 250 miembros que se movilizan en dos frentes en la selva peruana, afirmó la semana pasada el jefe del Frente Policial del Huallaga, Marlon Savitzky.
En ese sentido, el actual líder de la agrupación en esa zona, el "Camarada Artemio", alias de José Flores León, al parecer tiene sólo tres columnas, de 15 integrantes cada una, que se movilizan en la región San Martín, una de las principales para el cultivo de la hoja de coca, materia prima de la cocaína.
La inteligencia policial cifra en otros 200 a los hombres que "Sendero Luminoso" maneja en la zona del Valle de los ríos Apurímac y Ene (Vrae), al mando del "Camarada José", alias de Víctor Quispe Palomino.
El VRAE es actualmente una zona de tránsito de droga, que cuenta con el resguardo de los subversivos a las mafias del narcotráfico que han instalado sus laboratorios clandestinos en zonas inaccesibles de las regiones de Ayacucho, Huancavelica y Cuzco.
A pesar de esta exigua fuerza, los remanentes senderistas son una amenaza en esas zonas, al punto que el año pasado sus atentados y emboscadas dejaron decenas de muertos y heridos entre los militares y policías que los persiguen.
Incluso, el Gobierno decidió el sábado aumentar sus previsiones ante el aniversario de la insurrección armada y declaró por 60 días el estado de emergencia en varias provincias de las regiones de Huánuco, Ucayali y San Martín, en la selva central.
El ministro de Defensa, Rafael Rey, declaró el viernes pasado tener información de que Sendero buscaba atentar contra su vida, y pidió al presidente Alan García y a los ministros que refuercen su seguridad "en prevención de algún tipo de problema el 17 de mayo".
Treinta años después, sin embargo, Guzmán y su pareja, Elena Yparraguirre, aseguran que han dejado la lucha armada y sus seguidores piden "reconciliación", para lo cual buscan una amnistía y participar en los comicios regionales y municipales de este año y en los presidenciales y legislativos de 2011.
-EFE
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