El arte, en la historia del Perú, jugó un papel muy importante durante la evangelización, pues a través de este se inculcó y difundió la fe religiosa.
La llegada de los españoles a América significó un encuentro de dos grandes culturas muy diversas. El aporte de la lengua española y la religión católica le dieron una nueva identidad a esta parte del continente. Ese sincretismo quedó plasmado en cada una de las manifestaciones de hacer arte, y que se fue enriqueciendo y manifestando de distintas maneras hasta el día de hoy. Una muestra de ello son las cruces, vírgenes, ángeles y cristos crucificados, que llegaron con la evangelización, que sumados al tipo de religiosidad de los antiguos peruanos, surgió una religión a medida.
Precisamente, ante la dificultad del idioma, el arte cobra un papel fundamental; y las autoridades eclesiásticas se dieron cuenta de la necesidad de la imagen para poder hacer entender ciertos conceptos y los misterios de la fe. Es entonces que a partir del siglo XVI, aparte de las obras de arte que trajeron de Europa, empezaron a llegar artistas y pintores con la misión de decorar las casas jesuitas del virreinato, desde Lima hasta Bolivia. Es así como se fundaron las escuelas de arte de Lima y Cusco.
El arte se hizo popular porque en esa época no había comunicación, no había libros, solo estaba la palabra evangelizadora, por lo que resultó más sencillo profundizar la fe a través de la gráfica. Es por ello que estos artistas adecuaron sus pinturas a nuestra realidad, para que la gente pudiera entender.
Con el paso del tiempo, con la formación de escuelas y las manifestaciones religiosas, esas obras de arte fueron calando en la población. Sin embargo, los objetos religiosos no podían ser llevados a casas, se quedaban en los conventos, monasterios, iglesias, y solo algunas familias muy poderosas que tenían oratorios, podían hacer uso de ellas. Recién en el siglo XIX aparecen estos artistas populares, como Sabogal, José María Arguedas, Elvira Luza, y el mismo Szyslo, que hacen que este arte llegue a las casas.
Es en ese camino que muchas familias de artesanos le dieron también su propio estilo e identidad y se crearon nuevas escuelas y tendencias, donde la vida de los peruanos y sincretismo se plasman en tallados de madera, retablos, mates burilados, tablas como las de Sarhua, pinturas en tela, lienzos, cerámicas. Muchas de estas obras son reconocidas internacionalmente, están presentes en los hogares peruanos, y forman parte de colecciones privadas.
Para los especialistas José Carlos Vilcapoma, antropólogo y abogado; Javier Luna Elías, arquitecto y coleccionista de arte popular; y Eduardo Vásquez Relyz, historiador de arte e investigador en arte peruano virreinal, las manifestaciones del arte popular en el Perú son tan variadas, que a veces los tenemos cerca y no nos atrevemos a observarlos y desvelar el mensaje oculto que ellos traen, como los retablos ayacuchanos de Semana Santa, que reflejan lo divino y lo profano.
Arte popular y religiosidad, especial de Semana Santa con la conducción de Patricia del Río, la producción de Amelia Villanueva, y la edición de Aldo Cadenas.
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