Si piensa que las mujeres son débiles está en un error. Las mujeres, como todos, tienen fortaleza física, psicológica e intelectual y saben desempeñarse muy bien en cualquier actividad que las apasione. Aprovechan todas las oportunidades y tienen claros sus objetivos. Son perseverantes y suelen destacar por su orden y capacidad organizativa.
Sin embargo, estas cualidades no son siempre valoradas, sobre todo en una sociedad que aún mantiene modelos y valores tradicionales que alientan la discriminación de género en el rubro profesional.
Aunque en el Perú la brecha laboral entre hombres y mujeres sigue siendo muy grande, en el plano educativo universitario se observan algunos cambios en equidad de género gracias a la oferta profesional que las universidades hacen al alumnado femenino.
Según el II Informe Bienal sobre la Realidad Universitaria en el Perú, realizado en el 2018 por la SUNEDU, se comprobó que el porcentaje de la matrícula universitaria en pregrado para los hombres fue del 51.1% y para las mujeres, el 48.9%.
Y no sólo ocurre en el campo universitario. Poco a poco las instituciones que han estado históricamente integradas por hombres están abriendo más oportunidades para que las mujeres también formen parte de ellas, sobre todo si se trata de representar al Perú.
Greta, la cadete comandante
La mujer profesional está dispuesta a asumir grandes retos y arriesgarse a desempeñar actividades profesionales que han sido consideradas tradicionalmente masculinas.
Greta Valeria Ruiz Laos es muestra de ello. A sus 21 años, por su alto rendimiento en la Escuela Naval del Perú, fue designada Cadete Comandante del “Batallón Angamos” y es la primera mujer en ocupar el honorífico cargo.
En una institución militar donde la mayoría de los miembros es del género masculino, la cadete ejerce el liderazgo de 500 aspirantes y cadetes a quien tendrá que conducirlos en todas sus actividades. “No es fácil pero cuando uno se propone algo, lo logra. Teniendo oportunidades, las mujeres somos capaces de alcanzar grandes metas”, menciona.
Greta espera continuar su carrera militar y dar el siguiente paso para convertirse en aviadora naval. “Ser parte de una misión de apoyo es una fascinación profesional que espero pronto alcanzar”, agrega.
Grinia y Gabriela, las ingenieras meteorólogas
El campo de la ingeniería y las ciencias es otro espacio donde la participación femenina está en crecimiento.
Grinia Avalos tiene 49 años y es ingeniera meteoróloga. Se inclinó por la ciencia atmosférica y por la vigilancia continua de la atmósfera para identificar los fenómenos meteorológicos que afectan a la comunidad.
“Cuando postulé ingresamos sólo dos mujeres, y cuando inicié los estudios, en toda la promoción había 25 hombres y sólo cinco mujeres”, recuerda. “Si bien es una profesión donde prevalece el género masculino, está cambiando. Esto tiene que cambiar”.
Gabriela Rosas, de 47 años, también se decidió por estudiar ciencia atmosférica y hoy es directora de Meteorología y Evaluación Ambiental Atmosférica del SENAMHI. Cuenta que como mujer ha tenido que sortear las vicisitudes como profesional y como madre.
Si bien, el ser madre no ha truncado su carrera profesional o laboral, no deja de ser un obstáculo para miles de mujeres en el país. “Ser madre siempre va a demandar un esfuerzo adicional porque debemos compartir la crianza de sus hijos. Yo pasé esos apuros, pero tuve mucha suerte para seguir”, refiere.
Mariana, la bióloga molecular
En el campo de la ciencia, las mujeres no la tienen nada fácil. Deben lidiar con un entorno dominado por hombres, tanto en la docencia como en el estudiantado, lo que indica que aún queda un largo camino por recorrer para eliminar los estereotipos de género en esta profesión.
Mariana Leguía es bióloga molecular y tiene experiencia en el campo desde hace 25 años. Actualmente es jefa de un laboratorio y lidera un grupo de investigación científica, pero llegar a este lugar no fue fácil, tuvo momentos difíciles que casi la hacen abandonar su carrera.
“¿Para qué vas a ser bióloga? Te vas a morir de hambre. Si quieres tener éxito en la vida debes casarte con un médico o un abogado para que te mantenga”, son sólo algunas de las afirmaciones que escuchaba mientras estudiaba su carrera. “Me han dicho que no hay lugar para la mujer en la ciencia y que es un campo difícil”, nos cuenta.
Sin embargo, no le importó. Gracias a su perseverancia llegó a donde se propuso y hoy es una brillante bióloga molecular estudiosa de las enfermedades infecciosas. Dirige el Laboratorio de Genómica de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) e investiga la presencia de nuevos patógenos y cómo afectan la salud pública en el Perú y el mundo.
“Las mujeres en la ciencia no la tienen fácil. Muchas veces, siendo jóvenes, se desaniman porque en su propia familia, amigos o hasta en el mismo colegio recibe el mensaje de que no va a poder o que eso no es para ella, sólo por el hecho de ser mujer”, señala.
A pesar de los inconvenientes las mujeres avanzan en los niveles universitarios en medio de una sociedad excluyente, discriminadora y, pese a ello, con suficiente empeño llegan a tener una profesión.
Roxana, la matemática
Las profesiones ligadas a la ciencia hoy en día no están vedadas para las mujeres. En el Perú, la agrupación de Mujeres Peruanas en Ciencias Matemáticas, integrada por 100 profesionales, promueve el desarrollo de las ciencias básicas en beneficio del desarrollo del país.
Roxana López Cruz es doctora en matemáticas y hace 25 años se formó en las aulas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ahora se ha propuesto llevar el conocimiento de la mujer en las ciencias al plano internacional.
“Debemos empoderar a las mujeres en las ciencias y necesitamos cambiar la manera de pensar sobre la importancia de las matemáticas en nuestras vidas. El principal problema, casi siempre, está en la propia casa donde se continúa con la creencia que la ciencia es difícil y complicada”, señala.
Susana, la ingeniera física
La ingeniera física y presidenta del Instituto Peruano de Energía Nuclear, Susana Petrick, considera que la mujer profesional tiene múltiples oportunidades, pero a veces por decisiones familiares se queda a mitad de camino.
“Las mujeres se forman en casa con la obligación de casarse, tener una familia y dedicarse a las tareas domésticas, lo que merma las aspiraciones de la persona”, comenta.
La UNESCO señala que solo el 28% de todos los investigadores en el mundo son mujeres. Estas diferencias tan grandes, esta desigualdad tan profunda, no se dan por casualidad.
En Perú se tienen 5 040 investigadores inscritos en CONCYTEC, de los cuales 1 570 son mujeres. Es decir, sólo el 31% de la comunidad científica en el Perú son mujeres. Está en las instituciones, los ciudadanos y la sociedad en general, lograr romper con la brecha laboral que existe en las profesiones, porque ya ha quedado demostrado que talento es lo que sobra.
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