Según los datos presentados por un reporte realizado por Hiperderecho, la brecha digital entre hombres y mujeres en acceso a internet es de 12%, siendo las mujeres peruanas quienes acceden en menor número.
A raíz de la crisis sanitaria global, el trabajo remoto se ha convertido en una herramienta fundamental para que muchos ciudadanos y ciudadanas puedan continuar sus labores. Frente a este panorama, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha reafirmado la necesidad de contar con las herramientas necesarias y la formación apropiada para trabajar bajo esta modalidad. Es decir, los trabajadores y trabajadoras deben tener acceso al equipo adecuado y el conocimiento para utilizarlo.
Además, según el mismo organismo, es indispensable que los trabajadores y trabajadoras tengan el poder de controlar su tiempo. De manera que, esta flexibilidad es esencial para que el teletrabajo sea eficaz, pues les permite programar su trabajo remunerado en función de sus responsabilidades personales, como cuidar de los hijos, de padres de edad avanzada, o de familiares enfermos.
Sin embargo, en nuestro país, el acceso a la tecnología y a internet no es uniforme entre los distintos sectores de la población, siendo las mujeres uno de los grupos más afectados por esta brecha digital. De hecho, según los datos presentados por Hiperderecho, la brecha digital entre hombres y mujeres en acceso a internet es de 12%, siendo ellas quienes acceden en menor número.
Asimismo, para el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), esta desventaja femenina en el acceso a las herramientas tecnológica e Internet no está determinada únicamente por la proporción de mujeres que pueden acceder a los equipos tecnológicos, sino también por las diferencias en habilidades tecnológicas (qué se sabe hacer), en la intensidad (cuánto se hace) y el tipo de uso (qué se hace). Como consecuencia, en medio de un país rumbo a la digitalización, niñas, adolescentes y mujeres se ven perjudicadas en el acceso a servicios de salud, servicios bancarios y la educación, además de su participación como ciudadanas.
La brecha digital en tiempos de COVID-19
Para la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), la tecnología constituye en este momento de emergencia, una herramienta fundamental de acceso a la información, a la educación, al trabajo e incluso facilita el acceso a los servicios para mujeres víctimas de violencia. Por ello, es preocupante que, en la región, haya 200 millones más de hombres que mujeres con acceso a Internet, y las mujeres tengan 21% menos probabilidad de tener un teléfono móvil.
Además, de acuerdo con Aequales, los sectores más afectados durante esta crisis son aquellos que tienen una alta participación de mujeres y una baja capacidad de trabajo remoto. En Perú, el 44% de la población económicamente activa son mujeres; no obstante, el 75% de este grupo se encuentra en situación de informalidad.
Por si fuera poco, a la carga desproporcionada en los quehaceres domésticos que enfrentan las mujeres durante su permanencia en casa, se suman las dificultades de orden logístico que obliga a muchas madres a compartir equipos electrónicos con sus hijos e hijas durante las clases virtuales.
¿Cómo podemos cambiar esta situación?
Según el informe “¿Estamos conectadas? Brecha digital de género en Perú” realizado por Marieliv Flores y Denisse Albornoz, de Hiperderecho, existe un plan de acción de 5 pasos que permitirán cerrar esta brecha digital:
1. Recopilar datos nacionales sobre género y TIC: analizar desde un enfoque de derecho cómo el acceso y el uso de la tecnología cumple un rol en las desigualdades y la violencia de género.
2. Integrar habilidades digitales en el sistema educativo: la educación en tecnología debe incluir un enfoque interseccional y multicultural. Además, la educación en habilidades digitales debe enfocarse en los tres actores que influyen en la educación: profesoras/profesores, alumnas/alumnos y familia. Es importante producir conocimiento en el idioma nativo de las personas y respetar su cultura, para eliminar barreras sociales que influyen al momento de usar la tecnología.
3. Desarrollar estrategias y políticas públicas con perspectiva de género: crear metas y objetivos específicos de género para las políticas relacionadas a tecnología, banda ancha e infraestructura de Internet, para asignar responsabilidades a las partes interesadas para implementar políticas que reduzcan la brecha digital de género.
4. Impulsar capacidades digitales de niñas y mujeres para crear mayor contenido: apoyar a las mujeres y niñas para desarrollar contenido, aplicaciones y servicios que sean relevantes y empoderadores según sus necesidades e intereses.
5. Asegurar el cumplimiento del Decreto Legislativo 1410 y consultar con los grupos de mujeres y comunidad LGTBIQ + sobre mecanismos para garantizar el acceso a justicia: de esta manera, poder plantear estrategias nacionales específicas que impulsen acciones concretas según sus contextos para un mayor uso de la tecnología, de manera segura y equitativa.
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