Desde el 2008 a la fecha, nueve médicos serumistas han muerto cumpliendo con su labor, según cifras oficiales.
Dos jóvenes profesionales que trabajaron como serumistas en zonas de alto riesgo y quedaron inválidos al perder las piernas y el bazo a causa de accidentes y malas condiciones en sus centros de labor, pidieron apoyo inmediato al Estado para continuar con su trabajo, según se pudo apreciar en un programa periodística de Frecuencia Latina.
Los médicos serumistas se exponen a diario a muchos riesgos; por ejemplo, a fines del 2009 Catia Puyo perdió ambas piernas en un accidente de tránsito pero continuó trabajando en la Caleta Grau de Tumbes.
"Por favor no nos abandonen", exclamó Puyo, "Regresé al trabajo con la ayuda de mis familiares en mi silla de rueda".
En el caso de Lindsay Multhuaptff, el 2007 le extirparon el bazo a causa de un accidente en una comunidad alejada del VRAEM.
Cuesta creer que el Ministerio de Salud asegura que está pérdida no significa ninguna discapacidad.
"Tengo 600 veces más riesgos que una persona normal para adquirir una enfermedad, y así sigo trabajando", señaló Multuaf.
Desde el 2008 al 2013, las cifras oficiales dan cuenta que nueve médicos serumistas han muerto cumpliendo con su labor. Un trabajo que los médicos cumplen con las más adversas condiciones y que el Estado aún se niega a valorar.
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