Entérese de la historia del Patrón Jurado del Cusco, una imagen broncínea que se hizo a base de fibras vegetales, maguey y madera balsa de la selva.
Una imagen del Cristo Crucificado que impacte más en el mundo es la que está en el Cusco y sus feligreses lo llaman de manera reverente “Taytacha Temblores” (Padrecito de los Temblores).
La imagen obsequiada por el rey de España no llegó al Cusco
La historia del Taytacha de los Temblores se remonta a la época de la colonia cuando en 1620 se esculpe una imagen de un Santo Cristo pero distinto a los que veneran en España pues tenía color cobrizo y rasgos mestizos.
La imagen fue traída como un regalo del entonces Rey Carlos al Perú, a través del oceáno, en una arca herméticamente cerrada, la misma que fue sacada en plena travesía cuando la tormenta amenazaba con hacer naufragar a la tripulación. Los religiosos colocaron el crucifijo en el mástil de la nave y rezaron calmándose milagrosamente la furia del mar, motivo por el que lo bautizaron con el nombre de “Señor de las Tormentas”.
Cuando la escultura llegó al Callao se encomendó a un arriero español para que lo traiga al Cusco. Después de varias peripecias arribó a Mollepata, provincia de Anta, lugar donde descansó la comitiva. Al intentar reiniciarse el viaje la efigie se tornó tan pesada que el pueblo interpretó este hecho como un designio divino. “Cristo quería quedarse”. Con el tiempo se le construyó un templo y fue bautizado como “Señor Manuel Exaltación de Mollepata”.
Taytacha temblores fue hecho con fibras vegetales americanas
La actual imagen del Taytacha Temblores que se encuentra en la Catedral del Cusco con facciones menos finas y duras, anatomía tosca pero impactante, fue modelada de manera secreta por artesanos cusqueños con el fin de cumplir la orden del rey, pues el original se quedó en Anta. Su tórax está hecho de fibra vegetal de lino, donde resalta la llaga abierta y de la cual sobresalen gotas de sangre; la cabeza de maguey, los pies y las manos se confeccionaron con madera balsa o pona de la selva.
El color de su piel se oscureció por el humo, la resina de las flores de color rojo escarlata que le llaman Ñuqch’u, variedad de cantura, considerada sagrada en el Tawantinsuyo, por suponerla sangre de la Pachamama y que los fieles le arrojan al inicio de la Semana Santa como ofrenda. Desde 1741 sale en procesión los lunes santo con el fin de bendecir a su pueblo.
Su corona de oro y brillantes fue robada de manera extraña
La cabeza del Taytacha tenía una corona de oro, diamantes y piedras preciosas que pesaba 1 300 kilogramos obsequiada por el Virrey Francisco de Borja y Aragón, la misma que fue robada de manera extraña –pues no se rompieron chapas ni candados del recinto donde se hallaba– en 1985. Hasta la fecha, luego de más de un cuarto de siglo, no se sabe el destino de esa joya preciada.
En el 2001, el dueño de la editorial Navarrete y su esposa donaron a la hermandad dos coronas nuevas para la imagen, una de oro y otra de plata, que son réplicas de la joya original aunque con menos peso y sin la majestuosidad y fastuosidad que la original.
En su pecho sagrado se encontraron cartas al cristo indio
La restauración a que fue sometida la imagen del Señor de los Temblores por parte de técnicos y profesionales del ex Instituto Nacional de Cultura en el 2005 le devolvió la solemnidad que siempre tuvo, encontrándose en la bóveda de su pecho más de sesenta cartas escritas en diferentes años, siendo la más antigua de 1762.
Las autoridades eclesiásticas, desde una anterior restauración en 1977, conocían de la existencia de estas cartas; pero, optaron por dejarlas en el lugar donde fueron halladas. Las cartas se introducían por la herida en el pecho y algunos sostienen que quizás el hecho de poner la misiva dentro del tórax del Taytacha, muy cerca a su corazón, nos indique la relación milenaria de hacer llegar al corazón de la divinidad nuestras más secretas necesidades y angustias.
De "Cristo de la Buena Muerte a "Señor de los Temblores"
Desde el momento que ingresó a la Catedral del Cusco en 1620 lo denominaron “Cristo de la Buena Muerte”, el mismo que despertó gran devoción al calmar el movimiento de la tierra, luego del terremoto ocurrido el 31 de marzo de 1650. Fue en esta ocasión cuando lo bautizaron como el “Señor de los Temblores”.
También cuenta la historia que fue sacado en procesión el año 1720, tras la peste que asoló a la población deteniéndose la enfermedad. Ante este milagro, la población lo proclamó “Patrón Jurado de Cusco”.
Cabe señalar que el Cristo Moreno celebra el último domingo de octubre su fiesta central y este año se realizará el 28 de octubre en la Basílica Catedral del Cusco, fecha en la que el Congreso de la República lo condecorará con la Orden Caballero.
Por: Adelayda Letona García
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