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Un burro, el símbolo del Colegio Nacional de Ciencias del Cusco

Angela Romero Hinostroza
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El coloquial diálogo con el director Daniel Castro Irrarazabal nos permite explorar, a través del tiempo, los orígenes de esta peculiar historia.

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El Colegio Nacional de Ciencias, uno de lo más emblemáticos del Cusco, cuenta con 16 imágenes de burros en la parte externa e interna de su local institucional, los mismos que se encuentran representados en esculturas. A uno lo encontramos en la puerta y a los otros en los muros longevos del plantel.

Los alumnos indican que la relación del burro con este plantel tiene sus orígenes en 1619 con los monjes jesuitas, es decir hace 393 años; otros atribuyen a San Bernardo, patrono del centro educativo; y otros a los alumnos de antaño, quienes venían a estudiar con sus borricos desde zonas alejadas al Cusco.

Con el fin de indagar más esta curiosa asociación entre el burro y el  Colegio Nacional de Ciencias, dialogamos con el director, el profesor Daniel Castro Irrarazabal.

Cuenta la historia que cuando llegaron los padres jesuitas al Cusco, en el año de 1619, se fundó el Colegio San Bernardo por Juan Frías de Herran, destinándose la enseñanza a los hijos y nietos de los conquistadores.

“Los padres de esta orden religiosa, como se sabe, eran tan exigentes en su trabajo, que para alinearlos y disciplinarlos solían decirles: "¡arre, arre chicos, más flojos que borricos!, ¡a los ociosos hay que arrear más que a los borricos!". Luego remataban: "Nosotros, venimos y con nosotros los sabios se dormirán y los borricos despertarán y sabios serán"”, nos cuenta.

La adjetivación que inicialmente se gestó en las aulas, trascendió y corrió como reguero de pólvora en la urbe animando la ironía de los rivales académicos, los del seminario San Antonio Abad.  quienes pasaron a denominarlos “burros bernacos” (burros de San Bernardo) y estos en respuesta los bautizaron como los “kuchis de San Antonio”, (recordemos que este santo siempre va acompañado de un cerdo, por eso la comparación).

Desde entonces entrecruzaban frases satirizantes en medio del jolgorio y la picardía popular de los estudiantes.

En las calles se escuchaban frases como ¡Antonianos, cuchillos al cogote!, ¡ah, bernacos, carga, palo y chicote!. Ninguno se quedaba atrás: ¡Cuchis, gordos y dormilones al camal!, los otros respondían: ¡borricos, lisos y mañosos al corral. Y luego proseguían: ¡Bernacos a rebuznar!, ¡Antucos a roncar, que así la vida te hizo, y que así Dios lo quiso, nos menciona algunas coplas de ese entonces.

La relación del burro con el colegio Ciencias se refuerza con el santo patrono del colegio, San BernardoTescellino, un abad francés, que cabalgaba sobre un burro llevando la palabra de Dios. San Bernardo nació en 1090 en Borgoña, fue hijo de un acaudalado señor feudal, a los 26 años fue designado abad y debió trasladarse hasta la ciudad de Citeaux donde murió luego de una intensa labor social.

La tercera historia, nos relata el profesor Daniel Castro Irrarazabal, se remonta al año de 1825 cuando el libertador Simón Bolívar refunda el colegio y pasa a denominarlo Colegio de Ciencias y Artes del Cusco. A partir de entonces el colegio no solo recibió en sus aulas a los hijos de los españoles, sino a los del colegio El Sol (o Francisco de Borja), es decir a los descendientes de los indios nobles.

"Los hijos de los caciques con el fin de recibir una adecuada formación tuvieron que trasladarse desde zonas lejanas y para llegar utilizaron los pollinos, los mismos que eran amarrados en las afueras del colegio hasta terminar su jornada académica", por eso también los relacionados con el burro.

Hoy en día, cuenta el director del Colegio Nacional de Ciencias, “el burrito para nosotros es un símbolo que llevamos con orgullo en nuestro pecho, en nuestro corazón, lo hemos inmortalizado en un monumento en la plaza San Francisco, la misma que fue obsequiada por la Promoción 1955. En las fiestas patronales impulsamos la carrera de burros, pero este año se realizará el 1 de setiembre desde el óvalo Pachacuteq hasta la sede del Colegio Ciencias en la plaza de San Francisco, cubriendo casi tres kilómetros".

"Demás esta señalar que el Club Cienciano tiene como mascota al burro, el mismo que fue visto durante la Copa Libertadores, la Recopa y los diversos campeonatos del descentralizado de fútbol a nivel nacional", agrega.

El burro o asno, nombre bíblico, representa la constancia, la actitud pacienzuda, la fortaleza en el trabajo, en caminos duros y pendientes ásperas y rudas. Es el amigo, compañero fiel del caminante y del campesino.

Por: Adelayda Letona

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