Cada mes de marzo, miles de personas asisten a la feria de la playa San José para disfrutar de festivas usanzas ibéricas.
Ya no es necesario cruzar el Atlántico ni viajar 12 horas hasta España para experimentar la emoción de correr despavorido con un avispado torete a escasos metros de nuestra espalda, tal como se hace en la llamada Madre Patria.
A miles de kilómetros de distancia de la península ibérica existe un rincón que ha guardado celosamente las tradiciones españolas para revivirlas durante casi una semana, un espacio de ensueño que permanece incólume para el disfrute de quienes admiran las usanzas venidas desde el viejo continente.
Se trata de la playa Las Delicias, acogedor lugar que se viste de banderines y guirnaldas para festejar a la figura de San José, aquel sencillo carpintero convertido en el santo varón que recibió el encargo de resguardar con humilde y completa entrega al hijo del supremo hacedor y a su madre María.
La playa Las Delicias pertenece al distrito trujillano de Moche y limita por el sur con el puerto de Salaverry y por el norte con Buenos Aires, balneario del distrito Víctor Larco Herrera.
La historia reciente cuenta que fue una dama de nombre Mariana de Orbegoso, quien hace más de veinte años desarrolló la idea de escenificar con sumo detalle las costumbres hispanas, convirtiendo las residencias veraniegas en tascas incluyendo el contagioso ritmo de tunas y tablaos con danzas flamencas, además de la gastronomía y las bebidas ibéricas.
El colorido evento suele realizarse durante el mes de marzo, acorde con la fecha destinada en el calendario religioso para el santo patrón, tiempo en el que se podrá apreciar la procesión en honor a San José, desfiles, el esperado toromatch y tunas por doquier.
Lo cierto es que más allá del riesgoso atractivo de la pamplonada, denominación que recuerda al lugar de origen de aquella tradición que consiste en ser perseguido por un robusto toro durante la fiesta en honor a San Fermín, hay otros detalles que llamarán sin duda la atención de los visitantes.
De esta manera y recorriendo las coloridas y estrechas calles de Las Delicias será natural encontrarse con elegantes damas y refinados caballeros vestidos a la usanza ibérica. Se trata de personajes considerados como los anfitriones de la fiesta.
Pasos más o pasos menos, será habitual durante la fiesta toparse con la Señora Abanico, considerada como la Madre de la Feria, junto a Don José o Doña Josefa, quienes acompañan a cuatro hermosas majas, las que representan la belleza del balneario trujillano.
La fiesta será una oportunidad para probar los más emblemáticos platillos de la gastronomía española que, sin igualar al sabor de los potajes nacionales, tienen su particular encanto.
Como acto tradicional, los dueños de casa, durante los llamados días de Tasca, abren sus puertas al público para compartir potajes como la paella, la clásica tortilla o la sopa de lentejas, además de la infaltable pierna de chancho, garbanzo a la española o la refrescante sangría.
Sin embargo, no faltan las voces que atribuyen a la fiesta cierto aire elitista, considerándola una celebración de familias acomodadas. A pesar de esto, tratándose de eventos abiertos al público, cualquier mortal puede decidirse a disfrutar de las variadas actividades bajo el sol que brilla todavía durante las últimas fechas de la temporada de estío.
En suma, el balneario Las Delicias se viste de gala y al ritmo de un desenfadado “olé” celebra tradiciones que durante mucho tiempo acompañan la vida de los peruanos y se han convertido en fiesta para el deleite de todos.
Por Julia Góngora
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