Volcán Ubinas arranca sueños y esperanza de habitantes

“Es algo desesperante cuando ocurren las explosiones en el volcán…si es de noche corremos con los pies descalzos...queremos irnos…pero no podemos dejar nuestros animales”, dice en tono de susto, resignación e impotencia Virginia Condori, una mujer de 34 años que vive en el anexo San Carlos Tite, poblado cercano al volcán Ubinas.

Como ella, otras 30 personas, la mayoría que habla quechua, que andan cubiertas con mascarilla la naríz y boca hasta la cabeza para mitigar los gases de dioxido de azufre y las cenizas, abrazan los mismos sentimientos en el lugar que han hecho su medio de vida por muchos años, y que por la alerta naranja que ha dado el gobierno tras el incremento de la actividad eruptiva del volcán, deben ser evacuados.

A más de 180 kilómetros de la ciudad de Arequipa se encuentra el centro poblado San Carlos Tite, distrito de San Juan de Tarucani, y allí habitan unas 40 personas que radican en estancias (lugares alejados uno de otro), a unos 7 kilómetros del cráter del volcán Ubinas.

Pese a que los inesperados sismos preceden a la emisión de las cenizas que caen sobre sus viviendas, al agua que consumen y al  pasto de sus animales; aún se resisten a abandonar la zona porque consideran que es lugar que el destino caprichoso les asignó para sobrevivir.

Los criadores de camélidos sudamericanos se aferran al lugar mágico, el cual tiene los elementos básicos para sus animales como ojos de agua, humedal y pasto.

Pese a esta resistencia, en salvaguarda a su integridad física y la de sus menores hijos, deben abandonar el lugar con la esperanza que el Apu San Jóse, nombre con el que más lo conocen, no siga asustándolos con las explosiones que se registran y las fumarolas que cubren sus sueños y esperanzas.

Tras una reunión con las autoridades del Centro de Operaciones de Emergencia Regional que se trasladaron a la zona, sólo aceptaron ser evacuados a un albergue provisional. En dicho hotel dormirán y se alimentarán las personas adultas mayores y los niños.

Mientras tanto, los más jóvenes que sólo llegarán a dormir al albergue, seguirán pastando los animales y sólo abandonar el lugar si la erupción del volcán es con la emisión de material piroclástico que sea lanzado a más de 7 kilómetros.

La patrulla del Ejército integrada por más de 15 personas, llegó a las 11: 00 horas de este jueves a San Carlos Tite, tras seis horas de viaje desde el cuartel Arias Aragüez de Tingo (Arequipa).

Tras varias horas de espera debido a la caminata que tenían que realizar y el traslado en camionetas que debían esperar, los habitantes uno a uno eran subidos al camión portatropa, que los llevó hasta San Juan de Tarucani.

Bajo una persistente lluvia, intenso frío que congelaba hasta el alma, con sólo equipaje de mano (chompas, elementos de aseo personal, y otros objetos de abrigo), llegaron al comedor y albergue habilitado por las autoridades donde pasaron la primera noche lejos de su hogar y el medio al que estuvieron acostumbrados.

Salud

Pese a la ceniza que cubre a los arbustos y yareta hasta con un milímetro de espesor, las atenciones en salud no se incrementaron en la posta del distrito, reveló el director de la Red Arequipa-Caylloma, doctor Walter Vera.

Sin embargo, se asignó más personal médico para que atienda a los habitantes del lugar que fueron evacuados para evitar afecciones en su salud, debido a la exposición en la que se encontraban y las condiciones en las que habitaban.

Evaluación

 Los especialistas también realizaran análisis del agua afectada por la caída de las cenizas del volcán.

Agricultura

 Para atender a las 6 mil cabezas de camélidos sudamericanos de la zona de San Carlos de Tite, el Ministerio de Agricultura destinó más de 500 pacas de heno, debiendo existir una dotación por día de seis toneladas de forraje si se evacúa a todos los animales.

En tanto, especialistas del Senasa fueron desplazados al lugar dotados de antibióticos y medicinas para atender los animales.

Más Ceniza

 Tras llegar a más de un kilómetro del cráter del volcán, fue impresionante observar la emisión de una fumarola de ceniza y gases que alcanzó más de 3 mil 500 metros de altura y luego se disperso según la dirección del viento, cambiando de color de verde a plomo a yaretas y otros arbustos que por allí crecen.

Pese a que la evacuación estuvo anunciada, aún se puede percibir la deficiente organización del albergue y alimentación por parte de la municipalidad de San Juan de Tarucani.

Por: Maxy Quico Benavides

Lea más noticias de la región Arequipa