Doña Rosita Castillo Vílchez de 81 años tiene insuficiencia renal crónica y necesitará hemodiálisis de por vida.
Una mujer (81 años) yace sobre una camilla del Hospital Privado del Perú. Ayer tuvo una recaída, pero los médicos hicieron denodados esfuerzos para restablecerla e increíblemente hoy ha recuperado su semblante, conversa fluido y hasta hace bromas. Con seriedad y mucha nobleza hace un llamado para que no la dejen morir.
Se trata de doña Rosa Castillo Vílchez, quien junto a su esposo Enrique Poicón Dioses (74 años) vendían manteles de un sol en el mercado de Catacaos (Piura). Su condición de extrema pobreza se agudizó más cuando hace tres meses su casa se cayó a pedazos por las fuertes lluvias del Fenómeno El Niño. Ellos viven solos, no tienen hijos.
La nefróloga Ana Aguilar Rodríguez, especialista del Hospital Privado del Perú que se ubica en Catacaos, dijo que ayer le aplicaron de emergencia una diálisis que felizmente ha sido asimilada. La profesional explicó que si bien la paciente ingresó por una fuerte infección de origen urinario, el diagnóstico es una insuficiencia renal crónica y necesita tratamiento con hemodiálisis de por vida.
Es discapacitada, hace cuatro años le amputaron una pierna. Su esposo, don Enrique Poicón, ya perdió la visión. Viven de los aportes solidaros de un grupo de amigas, entre ellas Angela Piza; quien conoció a la pareja en el mercado de Catacaos.
“Nosotros los ayudamos con la manutención y atenciones, sin embargo esta vez, con la hospitalización y compra de medicamentos nos vemos en la necesidad de pedir el aporte de más personas solidarias. La municipalidad nos ha ayudado en algo, el hospital nos está haciendo considerables descuentos y nos ayuda en no desatender a doña Rosita. Pero el dinero falta y ella tiene todas las ganas de seguir viviendo. Nuestra meta es asistirla y darle calidad de vida hasta donde nuestros amigos resistan. Ayúdennos por favor”, pidió Angela Piza.
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