Actividades del carnaval juliaqueño, considerado el más prolongado y fastuoso, inicia hoy y se extenderán hasta el 16 de febrero.
Hoy en Juliaca, en la provincia de San Román (región Puno), se desarrolló la tradicional “Qashwa de San Sebastián” o carnaval chico, estampa de carácter guerrero, agro pastoril y de cortejo que tiene como personajes emblemáticos a los Machuaychas y Chiñipilcos.
Con los primeros rayos del sol, ambos personajes y su séquito ingresaron por los cuatro puntos cardinales para luego ascender a sus apus tutelares Huaynarroque y Santa Cruz, donde hicieron flamear sus banderas como señal de que su territorio está marcado.
Varios historiadores sostienen que tanto Machuaychas y Chiñipilcos eran bando rivales, que enfrentaron cruentas batallas y cuyo territorio estaba divido por la línea férrea; sin embargo, en la actualidad ambos convergen en una fiesta armoniosa.
Posteriormente fueron recibidos por la autoridad municipal, Oswaldo Marín, y organizadores del carnaval juliaqueño y luego salieron danzando por el perímetro de la plaza de Armas y calles aledañas a ritmo de tokoros, pinkilos, tarolas, bombos, platillos y silbatos.
Las comitivas ascendieron al anfiteatro natural del Cerro Huaynarroque donde realizaron una peculiar ceremonia el tributo a la Pachamama o Madre Tierra, compartieron del tradicional fiambre y continuaron con la fiesta y el compartir entra familiares y amigos.
Esta es una de las celebraciones carnestolendas más importante del mundo andino y del país, por su contenido histórico – social su tradición oral, música, organización festiva y coreografía, por lo que en el 2011 fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación al constituir fuente de identidad.
Es una danza emblemática y trascendente porque muestra la supervivencia de la tradición prehispánica, transfigurada por el cristianismo y la época republicana; coincidiendo con la época de cuaresma.
La Qashwa de San Sebastián surge del triunfo de los collas sobre los lupacas y se acopla a la fiesta agrícola Huchuy poqoy o pequeña cosecha, y por las características propias del carnaval, es tiempo de cortejo amoroso y formación de parejas.
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