´Me habían regalado un bellísimo ejemplar pura sangre, pero debía montarlo yo en todas las carreras´, esta es la frase que resume la vida de un importante jurista y político que se puede apreciar en ´Páginas del viejo armario´, su libro de memorias. Osterling falleció este sábado a los 82 años.
La vida de Felipe Osterling Parodi, quien falleció este sábado a los 82 años, es como la de aquellos personajes de novela que empiezan probando suerte y terminan convirtiéndose en figuras importantes en la historia de un país.
De jovencito futbolero y timbero de barrio a senador de la República y ministro de Estado. En su libro de memorias “Páginas del viejo armario” se puede apreciar el recorrido de este jurista y su trascendencia en nuestras leyes y política nacional.
Hay una metáfora importante que usa el autor cuando le tocó asumir un cargo importante, y que resume lo que ha sido su vida: “Sentí que me habían regalado un bellísimo ejemplar pura sangre, pero debía montarlo yo en todas las carreras”. Y es que a lo largo de su recorrido profesional se puede evidenciar que Osterling fue puesto en situaciones de trascendencia sin que él mismo las buscara de antemano pero de las que supo extraer lo mejor y asumirlas con inteligencia y sabiduría. A más de uno, en cambio, esas situaciones lo hubiera hecho trastabillar y preferir mejor no inmiscuirse en problemas.
Tenemos, por ejemplo, el momento en que siendo ministro de Justicia en el segundo gobierno de Fernando Belaunde Terry, enfrentó los motines de los penales del Sexto y Lurigancho, luego de lo cual tomó la decisión de que el recientemente recuperado Ministerio de Justicia se encargue de la calamitosa situación penitenciaria, impulsando su reforma.
Algunos quizá no recuerden que fue él quien con solo 38 años presidió la Comisión Reformadora del Código Civil que se publicó en 1984 encabezando la lista de grandes personalidades como José León Barandarián, Carlos Fernández Sessarego, Félix Navarro Irvine (su tío), Valentín Paniagua, Jorge Vega García, Jorge Avendaño, Max Arias Schreiber Pezet, Hector Cornejo Chávez, Fernando Vidal Ramírez.
Quizá tampoco recuerden que siendo presidente del Congreso de la República, el presidente Alberto Fujijmori dio el autogolpe que disolvió el Parlamento. En aquella ocasión, antes de que Osterling pudiera hacer algo, los militares lo mantuvieron cautivo en su propia casa por unos días. Luego de eso se enfrentó abiertamente al régimen dictatorial junto a otros importantes miembros del PPC y otros partidos políticos, e hizo lo mismo con la OEA, que mostró una clara ineficacia como organismo democrático americano.
Fue también decano del Colegio de Abogados de Lima; siendo senador del PPC fue uno de los primeros que advirtió sobre el nefasto futuro que le esperaba al Perú si Alan García implantaba las políticas económicas que anunció en su primer gobierno.
Resalta también, como si fuese una escena de película, cuando se atrevió a dar un discurso nada complaciente frente al mismísimo Fidel Castro en Cuba en un auditorio repleto de seguidores izquierdistas.
Sin embargo, la vida de Osterling Parodi no se resume en ello, en Páginas del viejo armario, se puede ver al joven estudiante embobado por el Derecho desde su primera clase, al profesional de leyes que redactó junto a Mario Castillo Freyre el más importante trabajo sobre Derecho de las Obligaciones que se ha publicado en el país y Latinoamérica (nada menos que 16 tomos).
Del mismo modo, vemos al Osterling amigo de importantes figuras como Luis Bedoya Reyes, Mario Polar Ugarteche, Mario Pasco, Jorge Muñiz, entre otros. Al discípulo de hombres insignes como José Luis Bustamante y Rivero; al enamorado, padre y esposo cariñoso, al profesor de Derecho apreciado por sus alumnos, al jovencito amante de los caballos, al dirigente deportivo del Sporting Cristal cuya faceta muestra una imperdible y deliciosa anécdota; y al personaje por quien –como él mismo lo dice- los dioses jugaron muchas veces a su favor.
No es fácil, en la actualidad, que uno se tope con abogados y políticos como lo fue Felipe Osterling, que hayan leído a Dante, que conozcan a Caravaggio, Bosco o Goya. Es más sencillo encontrarse con abogados cuya vida se consagre a la frivolidad y el aburrimiento, y sus mayores logros sean ser el amigo del amigo de alguien importante o estar en cenas y cócteles de grandes inauguraciones empresariales.
Al final de todo, la vida de este extraordinario jurista y político fue como la de aquellos hombres valientes a quienes no les pesó nunca las responsabilidades en tiempos difíciles, y quienes además tienen la capacidad de detenerse a reflexionar sobre cada situación que les toca vivir para afrontar con entereza las que vivirán.
Por Ahmed Alaba
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