Es importante destacar la ceremonia de premiación organizada ayer en Madrid por la Fundación NTT DATA.
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En nuestro mundo de polarización, de insultos en las redes sociales y de divisiones sin matices entre las tribus digitales hay iniciativas que corren el riesgo de pasar desapercibidas o en el mejor de los casos carecer del reconocimiento que merecen. Sobre todo, si conciernen a jóvenes que silenciosamente ponen su talento al servicio de la innovación tecnológica y de inventos que correspondan a necesidades sociales. Por eso es importante destacar la ceremonia de premiación organizada ayer en Madrid por la Fundación NTT DATA.
La Fundación fue creada en 1988 por iniciativa de la empresa japonesa de Telegrafía y Telefonía, que después de su privatización se ha orientado a la integración de sistemas. Cuenta con filiales en España y en los principales países latinoamericanos. La Fundación es presidida desde el año pasado por el abogado peruano Roberto Dañino, ex primer ministro y exvicepresidente del Banco Mundial.
La gestión de Dañino ha fortalecido la organización de olimpiadas internacionales de Tecnología para niños y adolescentes, con el objetivo de que no sean solo consumidores, sino también productores de tecnología. Este año hubo quince finalistas de los premios, uno de los cuales obtuvo la recompensa de 100 000 euros.
Entre los candidatos destacaba el creador de una silla de ruedas que se mueve gracias a sensores que interpretan las intenciones no expresadas del que va sentado. El premio peruano había sido ganado por el creador de un dispositivo electrónico que asiste a los choferes de carga pesada con alerta de voz en tiempo real para reducir los excesos de velocidad. Por mucho que nos abrume la delincuencia, la recesión y el aumento de la pobreza, urge promover la vocación de jóvenes que a veces desbordan de imaginación, pero carecen de la oportunidad que puede ofrecerles un premio.
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