El congresista Rubén Ramos lamentó que "había una especie de tabú u oposición a que se estudie" los efectos del dióxido de cloro y señaló que la comisión ha recomendado que se lleven a cabo estudios clínicos.
El congresista Rubén Ramos, vicepresidente de la comisión investigadora del dióxido de cloro, defendió el trabajo que el grupo parlamentario al señalar que se necesita información certera sobre los efectos de este producto químico.
En diálogo con Nada Está Dicho por RPP TV, el legislador precisó que la motivación para la conformación del equipo fue que "en esta pandemia no pocos, sino muchísimos peruanos han consumido esto de manera clandestina al margen de los protocolos formales".
En ese sentido, indicó que la investigación buscó dilucidar dos cuestionamientos: si el dióxido de cloro era tóxico o no, y si existía evidencia de su efectividad contra la COVID-19.
Sobre la primera hipótesis, el parlamentario dice que se concluyó que no sería tóxico en dosis pequeñas. En tanto, "no hay evidencias de que trata la COVID-19, hay testimonios y evidencias preliminares, pero no concluyentes".
Al ser consultado si consideraba que se había perdido el tiempo con esta investigación, el parlamentario respondió: "No. Era un tabú, mientras más comunicados sacaban de que era tóxico, la gente consumía más. Tenía que generarse información real para que las personas tomen la decisión (sobre consumirlo o no) con esa información".
E insistió en que "había una especie de tabú u oposición a que se estudie, no había un apoyo, sino simplemente cerrarse, mientras la conducta de la población era consumir".
Piden mismo trato que las vacunas
Por todo ello, dice Rubén Ramos, la comisión está recomendando que se lleven a cabo estudios clínicos, del mismo modo en que se ha realizado con las vacunas actualmente aprobadas.
"Lo que recomendando es que promuevan, faliciten, así como a las vacunas (...) la normativa es rígida en estos asuntos, pero se ha exonerado plazos, requisitos -porque estamos en emergencia- para su estudio pronto, entonces (pedimos) el mismo trato para el dióxido de cloro, pero con responsabilidad y orientando a la población", afirmó.
Cabe mencionar que el dióxido de cloro es un compuesto químico similar a la lejía cuyo consumo humano está totalmente desaconsejado por la Organización Mundial de Salud (OMS).
entre sus efectos adversos graves- reportados a la FDA- se incluyen insuficiencia respiratoria, insuficiencia hepática aguda, ritmos cardíacos anormales y posiblemente mortales. Otros efectos adversos son la destrucción de los glóbulos rojos , lo que requiere de una transfusión de sangre para curarlo, vómitos y diarrea severa.
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