Aunque espera que el Jurado Nacional de Elecciones confirme su inscripción, Fernando Olivera participó en las elecciones internas con su partido Frente de la Esperanza y se alista para intentar dar la sorpresa.
“Solo le pido a Dios que el crimen y la corrupción no me sean indiferentes. Es un monstruo grande y pisa fuerte sobre toda la inocencia de la gente. Soy un hombre de fe y usted no me es indiferente, doctor García, porque usted encarna la impunidad”. Esas fueron las palabras iniciales del candidato del Frente de la Esperanza Fernando Olivera ante el expresidente Alan García en el debate presidencial de abril de 2016, provocando cuestionamientos, burlas y memes. Pero mirando en retrospectiva, ¿este episodio le ha servido a Fernando Olivera para resurgir o todo fue simplemente una anécdota?
Luis Fernando Olivera Vega nació el 26 de julio de 1959, en Lima, hijo de Luis Olivera Balmaceda y Zoila Vega. Estudió en la Gran Unidad Escolar Pedro Gálvez Egúsquiza, el colegio Thomas Alva Edison y el Colegio Cooperativo Monterrico. Es administrador de empresas por la Universidad del Pacífico y abogado graduado en la Universidad de Lima. Se afilió al PPC en 1987, y es ahí donde ejerció como Secretario Nacional de Prensa y Difusión, así como también fue miembro de la Comisión Política.
En 1985 fue elegido diputado por la alianza Convergencia Democrática, de la que formaban parte el PPC y el Movimiento de Bases Hayistas. En dicho periodo, se reveló como un férreo opositor del gobierno de Alan García.
En 1990 se retira del PPC y forma su propio movimiento, el Frente Independiente Moralizador, cuyo emblemático símbolo es la escoba. Llegó a colocar siete diputados en la cámara, que ejercieron sus funciones hasta el autogolpe del 5 de abril de 1992. Antes de dicho suceso, Olivera formó parte de la comisión investigadora del gobierno de Alan García, en la que también estuvieron Lourdes Flores y Pedro Cateriano.
En 1995 decide, como en 1990, presentar solamente listas al parlamento y no a la presidencia, obteniendo una bancada que tuvo entre sus referentes a Ernesto Gamarra, quien sería su hombre de confianza hasta el año 2001, cuando un vladivideo lo mostró recibiendo dinero del exasesor Alberto Venero. Justamente Olivera fue quien presentó, junto con Luis Iberico y Susana Higuchi el primer vladivideo en el hotel Bolívar, el 14 de septiembre del año 2000. Dicha difusión fue su cúspide política, y lo llevó a postular a la presidencia al año siguiente.
En la campaña presidencial del 2001, apuntaba a subir en las encuestas. Señaló a Alejandro Toledo, a quien llegó a acusar de consumir drogas y lo retó a que se haga una prueba toxicológica. No obstante, al pasar Alejandro Toledo y Alan García a la segunda vuelta, y al obtener un 9.85% en las votaciones, decide apoyar a Alejandro Toledo. Posteriormente Toledo lo nombró ministro de Justicia y luego fue transferido a la embajada del Perú en España.
Fue el caso de las supuestas cartas apócrifas que mandó al Vaticano, donde critica el accionar del cardenal Juan Luis Cipriani en el régimen de Alberto Fujimori, lo que lo lleva temporalmente fuera de la escena pública y lo obliga a ejercer su cargo diplomático en Madrid. Sin embargo, estaba planificado que volviera al gobierno de Toledo en agosto de 2005, cuando fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores, cargo en el que sólo duraría cinco días.
Entre 2006 y 2010 se mantuvo residiendo en España, y en 2011 dio a entender que apoyaría la candidatura de Alejandro Toledo, respondiendo éste que “hay sumas que restan”. En las elecciones de 2006 y 2011, según sus propias palabras, Olivera votó viciado, ya que siempre se declaró adversario de Keiko Fujimori y Alan García, además de que nunca llegó a confiar en Ollanta Humala, calificándolo de “comandante chavista”.
Pero Olivera también tuvo otros cuestionamientos: en 2004 la entonces fiscal de la Nación, Nelly Calderón Navarro, presentó una denuncia constitucional contra Olivera por delitos de omisión de denuncia y usurpación de funciones. Calderón acusó a Olivera de no informar oportunamente a la fiscalía la existencia del video en el que Vladimiro Montesinos entrega dinero a Ernesto Schütz y de usurpar las funciones de un fiscal provincial al investigar por su cuenta este hecho.
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