Continúa la reunión de firmas en el Congreso para tramitar un nuevo proceso de vacancia contra el presidente Pedro Castillo. ¿Con cuántas adhesiones cuenta ya este proyecto y qué diferencias tiene respecto a los dos intentos anteriores?
La tercera moción de vacancia presidencial ya está en marcha en el Congreso de la República. El congresista no agrupado Edward Málaga, promotor de esta iniciativa, considera que hay buenas perspectivas para que progrese este nuevo proceso.
“Tenemos hasta el momento 60 firmas en tres días de recolección. Es un buen avance”, dijo en Ampliación de Noticias de RPP.
Si bien ya tendría asegurado los 52 votos (el 40% de congresistas) para que el pedido sea debatido en el Pleno, la vacancia solo se concretaría si la moción alcanza un mínimo de 87 votos en la votación final. Esta cifra corresponde a los dos tercios del número total de congresistas.
Málaga afirma que vienen negociando con calma, sin apresuramientos. “No es un tema de apresurarse, es un tema de hacer las cosas bien. Estamos tendiendo los puentes entre bancadas para conseguir los apoyos. Como se siguen sucediendo destapes en las investigaciones de la fiscalía, la presión va a seguir aumentando”, expresó.
Actualmente las 60 firmas se distribuyen, principalmente, en los bloques opositores: Fuerza Popular (24 congresistas), Acción Popular (10), Avanza País – Partido de Integración Social (8), Renovación Popular (8), Alianza Para el Progreso (7), Podemos Perú (1), Somos Perú (1) y No Agrupados (1).
La única bancada que ha firmado de forma conjunta es Fuerza Popular. Las demás agrupaciones que aparecen entre las firmantes tienen parlamentarios que aún no se deciden por acompañar este nuevo proceso. Además, hay congresistas que han manifestado públicamente estar a favor de una vacancia, como Susel Paredes (Integridad y Desarrollo) o Carlos Anderson (no agrupado), pero que aún no han dado su rúbrica al documento.
¿Alcanzarán los votos?
¿Podría esta iniciativa alcanzar los 87 votos necesarios? La politóloga Katherine Zevallos considera que el accionar del actual Congreso es altamente impredecible debido a su fragmentación.
“No debemos contar necesariamente los votos por bancada por la poca disciplina que se tiene. Y con esta alta fragmentación de los partidos políticos en el parlamento, lo que tenemos que analizar sobre todo es la individualidad, es decir, cómo vota cada congresista”, precisa.
Para el analista Omar Awapara las ecuaciones de quienes promueven la vacancia no prosperarán sin adhesiones de quienes pertenecen a lo que inicialmente fue el bloque oficialista. “Los 87 votos hoy no se alcanzan con claridad sin la presencia de algunos de los congresistas que fueron originalmente elegidos o por Perú Libre o por Juntos por el Perú. Vale decir, por lo que serían las bancadas de izquierda y que hoy están dispersas en el Parlamento”, indica.
¿Podría ocurrir lo mismo que en las dos mociones previas?
La primera moción de vacancia presidencial fue presentada en noviembre del año pasado. Debido a que sólo tuvo 46 votos a favor, no llegó a ser debatida en el Pleno (para ello necesitaba 52 votos). El segundo intento avanzó más. Ese proceso se dio en marzo de este año y la moción fue admitida a debate con 76 votos a favor. Sin embargo, en la discusión final, la moción sólo tuvo 55 votos, quedando muy lejos de los 87 necesarios.
Dentro de las causales de la actual moción, se menciona la participación del mandatario en una presunta organización criminal y haber incurrido en el presunto delito de tráfico de influencias. Por la actual coyuntura, con denuncia constitucional hecha por la Fiscalía de la Nación, los especialistas consideran que este proceso tiene diferencias respecto a los anteriores.
“Las primeras dos mociones de vacancia fueron relativamente apresuradas. Ahora existen más elementos en los cuales se vincula al Presidente de la República con actos de corrupción. Esto puede generar cambios en las votaciones de los parlamentarios. Sin embargo, hay que considerar que muchos de ellos tienen agendas particulares”, comenta Katherine Zegarra.
La próxima llegada de una misión diplomática de la OEA para constatar la situación política del país podría agregar tensión a este proceso. Awapara considera que la activación de la Carta Democrática puede ir por dos lados, y no necesariamente deba entenderse como un apoyo velado al gobierno. “Le puede haber servido al presidente Pedro Castillo en el corto plazo para defenderse y recobrar cierta legitimidad en el plano internacional. Pero, también al haber convocado una misión, lo que hace es poner los reflectores sobre lo que es su gestión. La OEA en principio debería estar pensando en defender no a gobiernos, sino a regímenes democráticos”, concluye.
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