La fugaz detención de Alejandro Toledo en Estados Unidos confirma que su conducta deshonra el cargo que ostentó y que su palabra carece de credibilidad
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Un dirigente político es un ciudadano que ejerciendo el poder que se le confiere toma decisiones que afectan al conjunto de los ciudadanos. Se espera de ellos un comportamiento ejemplar, es decir que encarnen el respeto a la ley y a los valores que subyacen a ella: la libertad, la igualdad de derechos y de deberes, la dignidad de la persona humana. Por eso nos choca el comportamiento de dirigentes políticos que actúan de manera contraria a los valores en nombre de los cuales se presentan ante los electores.
Desdichadamente ese es el caso del expresidente Alejandro Toledo, quien es actualmente prófugo de la Justici peruana, en California. Precisamente ahí fue detenido por hallarse en la vía pública en estado de ebriedad. Tan deshonrosa como como la conducta en sí misma es la defensa intentada por Alejandro Toledo, puesto que persiste en negar un procedimiento policial sobre el que hay evidencia documental. Toledo debería pedir disculpas al país que lo eligió el 2001 y entregarse a la Justicia que lo reclama para juzgar los graves cargos de corrupción que se le imputan.
Denuncias y acusaciones
También el parlamentario Roberto Vieira contribuye a aumentar el descrédito que padece la clase política y en particular numerosos miembros del Congreso. Un audio difundido por uno de sus parientes revela su exigencia de dinero para interceder en beneficio de intereses pesqueros particulares. Después de negar los hechos, Roberto Vieira afirmó que el cobro estaba destinado a remunerar a un abogado y ahora sostiene que no se va a dejar intimidar por mafias que lo quieren sacar del Congreso.
La ministra de la Producción ha decidido suspender a funcionarios que estarían asociados a las gestiones ilegales de Roberto Vieira. Al parecer en el libro de ingresos no figura el nombre de Vieira, quien sin embargo se fotografió en el ministerio en compañía de la ministra. Mientras tanto, la Comisión de Ética ha decidido por unanimidad abordar el caso de Daniel Salaverry, acusado de fraguar informes sobre sus actividades de representación.
También es grave la agresión sufrida por dos fiscales que salían de la cárcel en la que intentaron sin éxito interrogar a Keiko Fujimori. Ejercer presión física y moral sobre ellos y arrojarles objetos viola el respeto a la Justicia y contradice la actitud de colaboración que ha proclamado la lideresa de Fuerza Popular. Ha hecho bien la congresista Lourdes Alcorta en reprochar rápidamente ese comportamiento. Hubiera sido mejor que actúe con la misma rapidez la bancada de Fuerza Popular y el partido.
Tomar decisiones que cuestan es algo que ha hecho el nuevo ministro de Vivienda, quien ha sacado conclusiones del informe técnico sobre el aniego de aguas servidas que se produjo en San Juan de Lurigancho. Carlos Bruce ha decidido revocar el nombramiento de los miembros del directorio de Sedapal, puesto que la empresa suministradora de agua no supo prever ni reaccionar ante un grave daño causado a numerosos vecinos.
Bush contra Trump
En el plano internacional, vale la pena destacar las declaraciones formuladas por el expresidente George W. Bush. Retirado del poder desde hace diez años, Bush ha sido particularmente parco para no interferir con el desempeño de sus sucesores, incluido el actual, Donald Trump.
Conservador sin complejos, cristiano reconvertido después de un período de turbulencias personales, George Bush hijo fue combatido por las guerras que lanzó después de los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001. Oponiéndose de manera frontal a uno de los temas más constantes de Trump, Bush ha sostenido que la inmigración es “una bendición y una fortaleza”, que según recordó, forma parte de la historia y la identidad de Estados Unidos.
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