La automatización de procesos está en un camino acelerado, y está más cerca a experiencias cotidianas que pueden mejorar nuestra propia calidad de vida. Amazon GO es un ejemplo de ello.
Siempre que hablamos de la Inteligencia Artificial, la automatización de procesos y el Machine Learning, surge siempre la imagen de un ámbito lejano del usuario y ceñido a rubros comerciales o empresariales que solucionan situaciones menos acordes a la rutina del hombre promedio. Falso. Mucho de la actividad en estos temas busca, hoy más que nunca, simplificar las actividades a un estado óptimo en donde todo fluya, y eso es papable cuando visitamos sistemas tan complejos como Amazon GO.
RPP Noticias visitó un establecimiento Amazon GO en San Francisco, la sexta tienda implementada en los Estados Unidos a lo largo de este año 2018. Este centro automático de atención fue inaugurado el 23 de octubre, así que la experiencia para la ciudad ha resultado novedosa también.
Para ingresar, hay que cumplir dos requisitos: tener una cuenta de Amazon asociada a una tarjeta de débito o crédito, y descargar la aplicación Amazon GO. Al ingresar, debemos abrir la aplicación, y mostrar el código QR ante el escáner en la puerta, casi como el proceso de abordaje en un aeropuerto. Este código QR le dice al sistema que ya hemos ingresado al lugar y es aquí en donde la tecnología comienza a funcionar.
El lugar, si bien luce como un centro de conveniencia o un pequeño “market”, realmente es una plataforma de monitoreo constante. Desde que ingresas, cientos de sensores infrarrojos en el techo comienzan a analizar nuestros movimientos dentro de la tienda. Debido a que ya nos dimos de alta, cada celda de control analiza nuestros pasos y nuestras selecciones en las góndolas.
Tal y como en un supermercado regular, tomas los productos que necesites. Lamentablemente la oferta aquí no es muy amplia, es casi como una tienda “Grab and Go” en la que coges algo para comer y salir rápido a trabajar o a casa. En el sistema podemos añadir la cantidad de bolsas que vayamos a usar, pero tienen un costo adicional.
Al terminar nuestra compra, simplemente salimos. Sí, nada de pagos a una cajera, ni colas interminables. Simplemente, te vas. Luego de algunos minutos, llega a la aplicación una relación de los productos que hemos seleccionado, sin variación. Además, exhiben el tiempo de permanencia en la tienda y el monto a debitar de la tarjeta.
Lo que ha ocurrido es lo siguiente: al ingresar, el QR habilita nuestra imagen física como un objeto 3D, el que es fácilmente reconocido por las cámaras dentro del lugar. A diferencia del reconocimiento facial, en este proceso hay más registros a considerar, como la ubicación de los productos dentro de la tienda y el comportamiento propio de los clientes. Este sistema cuenta con un mecanismo de aprendizaje automático, que le permite identificar todas las variables posibles en los hábitos de compra y aprenderlos para aplicarlos en la observación e otros consumidores.
El inventario también es monitoreado siempre, y Amazon tiene una estrategia simple y efectiva para los errores: la confianza. SI el sistema no añade uno o más productos en la lista, invita al usuario a devolver lo obtenido sin costo adicional. Evidentemente no todos tendrán la intención de hacerlo, pero para la compañía es el costo del aprendizaje.
Lo interesante del sistema es que analiza tanto el movimiento, que no deja escapar detalles: si cambiaste de lugar un producto, si lo dejaste antes de salir, si intentaste cambiar una etiqueta de un producto por otro. Maneja todas las variables. Hay otros asuntos no resueltos, como el consumo dentro de la tienda, por ejemplo. Pero es bueno ver que esta implementación ha mejorado radicalmente la experiencia de compra, y redujo los trámites a nada.
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