La empresa tecnológica Carnegie Robotics comenzó la implementación de máquinas autónomas equipadas con emisores de rayos UVC para una limpieza más profunda.
La limpieza de espacios públicos es uno de los problemas más graves que ha generado la pandemia de COVID-19 en el mundo, y varios gobiernos locales han comenzado a tomar decisiones sobre el tema. Aprovechando la cancelación de los vuelos debido a la cuarentena sanitaria, el Aeropuerto Internacional de Pittsburgh ha decidido implementar una brigada de vehículos autónomos que, luego de limpiar ciertas áreas, desinfectan a fondo emitiendo rayos UVC.
Esta implementación viene siendo trabajada en conjunto entre la autoridad aeroportuaria y la empresa Carnegie Robotics, como parte de un plan de respuesta a la emergencia por coronavirus.
Si bien no existe una investigación concluyente de la comunidad científica acerca de la eficiencia de los rayos UV-C para la erradicación de este virus, el aeropuerto decidió implementar dos unidades de limpieza que, tras un proceso eficiente de limpieza con escobillas adheridas al chasis, emiten una cantidad de rayos UV-C contra la superficie desinfectada.
"Los pasajeros no solo quieren ver un aeropuerto limpio: quieren saber que está limpio y quieren saber que es seguro", dijo Katherine Karolick, vicepresidente senior de TI en el aeropuerto. "Los robots ultravioletas se han utilizado en hospitales como una forma de desinfectar y matar microorganismos, por lo que definitivamente es algo que tiene sentido para un aeropuerto".
Estos equipos pasan con chorros de agua, y pueden añadir desinfectante al proceso antes de rematar el sector con una emisión controlada de rayos ultravioleta. Para “instruir” al robot, un operario debe establecer un perímetro de acción, y la memoria interna del equipo guarda esa selección. Con solo un botón, el robot es capaz de desinfectar toda el área programada y cuenta con dos cámaras para evitar obstáculos y personas en el trayecto.
Recargar una de estas unidades con agua toma 150 minutos, una parte de las seis horas que se necesitan para completar la carga eléctrica.
"Un aeropuerto, como un espacio de aplicación particular, es muy representativo de muchos espacios públicos: mucho tráfico, grandes áreas abiertas, superficies reflectantes, muchas preocupaciones de seguridad", dijo Daniel Beaven, CFO de Carnegie Robotics. "Es un gran desafío para nosotros”.
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