A través del popular juguete “fidget spinner”, científicos lograron adaptar el sistema de giro a un método eficaz para separar glóbulos blancos del plasma en pequeñas muestras de sangre.
¿Te acuerdas de los “fidget spinners”? Este juguete se volvió muy popular en 2017, cuando niños de todo el mundo pasaban horas viendo cómo esta pequeña hélice de dedo giraba sin cesar. Si bien los adultos aún se preguntan cuál es el atractivo de estos dispositivos, en una época en la que casi nadie los usa, esto no ha desanimado a un grupo de científicos de la Universidad Nacional de Taiwán que ha encontrado un nuevo uso para estos artefactos, y que puede simplificar diagnósticos en lugares con poco acceso a infraestructura médica: centrífugas para pruebas sanguíneas.
¿Cómo dedujeron este uso? Pues colocaron pequeñas cantidades de sangre en tubos muy delgados, los que fueron pegados con cinta a cada brazo del juguete. Luego, comenzaron a girarlo, tal y como lo hace cualquier niño, y esperando a que deje de girar de manera natural para reiniciar su marcha. Luego de algunos intentos, vieron que el amarillento plasma se separaba de los glóbulos rojos. De acuerdo con las pruebas, toma entre cuatro a siete minutos el proceso completo, equivalente a tres o cinco giros del spinner. Al final, un 30% del plasma había sido filtrado tras los giros, pero la pureza de ese plasma era del 99%.
La siguiente prueba era establecer la efectividad de esa muestra en un estudio. Para eso enlazaron la sangre con una proteína que pertenece al virus VIH-1, una de las formas más comunes. Tras examinar el plasma con una prueba de detección, pudieron confirmar la presencia del virus. El “fidget spinner” había demostrado ser de utilidad para un análisis veloz.
"Al principio, tratamos de usar un Beyblade (juguete que gira de manera muy veloz, y se asemeja a un yo-yo) para reemplazar una centrífuga", mencionó Steve Chen, uno de los autores de la investigación, a Gizmodo. "Sin embargo, la velocidad de rotación no fue suficiente para separar la sangre. Luego, pasamos a los fidget spinners para hacer las pruebas".
La utilidad de este sistema es enorme, pues con este proceso se puede identificar condiciones médicas como el VIH, hepatitis viral y malnutrición. Las máquinas centrifugas que se requieren para esta separación son muy costosas, requieren energía eléctrica para funcionar y no están disponibles en todo el mundo. "Mi interés es desarrollar sistemas de diagnóstico para el uso en áreas con recursos limitados, por lo que siempre les digo a mis alumnos que se imaginen que harán todas las pruebas en el desierto y que solo pueden llevar una mochila con ellos", dijo Chen.
El equipo ya está intentando probar sus centrífugas giratorias en Malawi, realizando análisis de sangre en el lugar. También están probando dispositivos impresos en 3D y hechos a medida, que podrían centrifugar de manera más eficiente y con menos recursos. Este fin de año se publica la investigación con todas las variables propuestas.
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