Tienen aproximadamente el tamaño de un grano de arroz y se introduce en la mano. Según la compañía, la implantación es opcional.
(Agencia N+1 / Beatriz de Vera). Vivimos atemorizados por si los robots nos dejan sin trabajo. Ante este panorama, existe una solución sombría: convertirnos nosotros en cyborgs. “Si no puedes contra el enemigo, únete a él”, parece que ha pensado una compañía de Wisconsin (Estados Unidos), que se ha convertido en la primera en el país en introducir implantes de microchip para todos sus empleados, y dice que espera que más de 50 miembros de su personal se presten voluntariamente a tener un chip durante la próxima semana.
La iniciativa, que aseguran que es totalmente opcional para los 85 empleados del mercado Three Square Market (32M), implantará chips de identificación por radiofrecuencia (RFID) en las manos de los miembros del personal entre el pulgar y el índice. Una vez marcado con el implante, que es aproximadamente del tamaño de un grano de arroz, la compañía dice que sus empleados serán capaces de realizar una serie de tareas comunes de oficina con un movimiento de su mano sin esfuerzo. La empresa sueca Epicenter ya ofreció a sus trabajadores el uso de microchips a principios de año.
Objetivos. "Prevemos el uso de la tecnología RFID para conducir todo, desde hacer compras en nuestro mercado de salas de descanso en oficinas, abrir puertas, usar máquinas copiadoras, ingresar a nuestras computadoras de oficina, desbloquear teléfonos, compartir tarjetas de visita, almacenar información médica y de salud y usar como pago en otras terminales RFID ", cuenta en una nota de prensa el CEO de 32M, Todd Westby. Según el empresario, cuando el personal fue informado del programa, reaccionaron con una mezcla de renuencia y entusiasmo, pero en última instancia más de la mitad eligió participar. Los chips hacen uso de la comunicación de campo cercano (NFC), y son similares a los que ya se usan en tarjetas de crédito contacless o sistemas de pago móviles.
En cuanto a las preocupaciones de seguridad y si la gente debe estar preocupada por el seguimiento de sus movimientos, Westby dice que las fichas no incluyen un componente GPS y son seguros contra la piratería. "Las posibilidades de hackearlos es casi inexistente, ya que no está conectado a Internet”. Además, si los empleados cambiaran de opinión, asegura que podrán quitarse el implante. Quizá en un intento de demostrar la seguridad de la tecnología, el CEO dice que su esposa y sus hijos también obtendrán unos implantes la próxima semana, coincidiendo con una "chip party" (fiesta del chip) que se celebra en la sede de la compañía en River Falls, Wisconsin.Chips que filtran información.
Chips que filtran información. Pero esto podría no ser suficiente para aliviar las preocupaciones de que la empresa se convierta en una suerte de Gran Hermano de Orwell. Aunque los chips no pueden rastrear la ubicación de los trabajadores por GPS, sí que son capaces de revelar una gran cantidad de datos sobre lo que hacen los empleados y cuándo: la frecuencia con que toman descansos o usan el baño, qué tipo de bocadillos compran, etc. Por sí solo, esa información puede parecer bastante inofensiva, pero es posible que entregar incluso ese nivel de información a su empleador podría algún día plantear problemas.
A los implantes que modifican las capacidades de las personas para interactuar en un mundo cada vez más conectado, se le llama biohacking y va tomando alcance por medio de webs que venden kits para controlar otros dispositivos, los mismos que se implantan en alguna parte del cuerpo para volvernos un dispositivo que se comunique con otros.
Comparte esta noticia