Su defensa a los primates la mantuvo férrea hasta su muerte, que llegó en 1985, víctima de un brutal asesinato aún no esclarecido.
Dian Fossey, conocida como la dama de los gorilas, nació un 16 de enero pero del año 1932. Su defensa a los primates la mantuvo férrea hasta su muerte, que llegó en 1985, víctima de un brutal asesinato aún no esclarecido.
La encomiable e inspiradora lucha de Fossey en por preservar a los gorilas, es motivo por el cual Google ahora le dedica su nuevo doodle.
Fossey habría cumplido 82 años pero su vida fue cegada de forma injusta y cruel. Un 26 de diciembre de 1985 su cuerpo con el cráneo partido fue encontrado en su cabaña junto a su cama.
Las evidencias apuntan a que el asesino vigiló los pasos de la zoóloga estadounidense hasta que logró vulnerar la seguridad de su vivienda e ingresar para cometer el crimen. Aunque ella habría intentado defenderse, su verdugo utilizó un machete que años atrás había confiscado a un cazador furtivo y guardó en su cabaña como decoración.
Lo más probable es que, precisamente, un cazador furtivo haya sido el que ultimó a Fossey, puesto que ella se opuso y boicoteó hasta sus últimos días al negocio de los gorilas sin duda aportaba una gran riqueza a Ruanda.
Además, la mujer había hecho importantes enemigos tanto entre los cazadores como con las autoridades locales al causar con sus patrullas anti caza, grandes pérdidas a los furtivos que ganaban grandes sumas vendiendo las cabezas de los primates como decoración y sus manos como ceniceros.
Semanas antes de su muerte, la Oficina de Turismo de Ruanda denegó la renovación del pasaporte de Dian, pero gracias a la ayuda de un secretario de inmigración amigo suyo, consiguió una renovación de dos años, sin prever que estaba firmando su condena de muerte.
Su muerte, a machetazos, fue atribuida al jefe de los cazadores furtivos de gorilas contra los que luchó. En un principio se señaló a los furtivos, pero posteriormente fue acusado Wyne McGuire, un joven estudiante que se encontraba bajo la asesoría de Fossey y al que se le acusó de ‘celos profesionales’. McGuire huyó a Estados Unidos poco antes de que un Tribunal ruandés le acusase del crimen y le condenase a morir fusilado en cuanto pisara territorio de Ruanda.
Hoy en día, sin embargo, la teoría más extendida es la del asesinato a manos de los furtivos con el apoyo de las autoridades ruandesas.
Su trabajo contribuyó en gran parte a la recuperación de la población de gorilas y a la desmitificación de su comportamiento violento, pero tras su muerte prácticamente ese aporte se ha desvanecido.
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