Según los científicos, esto demuestra que la enfermedad no se debe sólo a factores propios de la vida moderna, como fumar, la hipertensión o la obesidad.
Un equipo británico de arqueólogos ha descubierto arteriosclerosis en esqueletos africanos de hace 3.000 años, lo que demuestra que esta enfermedad no se debe sólo a factores propios de la vida moderna, como fumar, la hipertensión o la obesidad.
La bioarqueóloga Michaela Binder, de la universidad inglesa de Durham, dirigió la investigación de los restos hallados en una tumba de una comunidad agrícola que vivía cerca del Nilo en lo que hoy es Sudán, cuyos resultados publica en su última edición la revista "International Journal of Palaeopathology".
Binder y su equipo identificaron indicios de arteriosclerosis (un estrechamiento de las arterias que puede llevar a la oclusión del vaso, impidiendo la circulación de la sangre) en los cuerpos hallados en Amara West, 750 kilómetros al norte de Jartum.
Entre los huesos preservados en la arena, de tres hombres y dos mujeres que supuestamente murieron entre 1300 y 800 BC, encontraron pequeñas muestras de placa calcificada que en su día debieron forrar las arterias, obstruyendo el flujo sanguíneo, lo que pudo causar trombosis o ictus.
"Se sabe muy poco de la arteriosclerosis en poblaciones antiguas porque es muy difícil encontrar indicios en restos de esqueletos humanos", dijo Binder, cuyo proyecto está apoyado por el Museo Británico.
"Las placas arteriales calcificadas en estos esqueletos de hace 3.000 años demuestran que la arteriosclerosis no es sólo un problema causado por nuestro actual estilo de vida, sino que puede estar relacionado con la inflamación, el historial genético y el envejecimiento en general", afirma.
Los esqueletos analizados eran de personas de entre 35 y 50 años -relativamente longevas para la época- y de diferentes clases sociales, explican los investigadores.
No se sabe si la arteriosclerosis, que puede dar lugar a graves dolencias cardiovasculares, contribuyó a su muerte.
Los expertos consideran que el humo sí pudo desempeñar un papel en el desarrollo de esta enfermedad, pues los nativos utilizaban grandes fogatas para cocinar y hacer objetos de cerámica y metal.
EFE
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