El equipo investigador ha llegado a esta conclusión tras estudiar las mutaciones en el gen MC1R, que controla el color del pelo, en cerdos salvajes y domesticados.
El ser humano es el responsable de la diversidad de color y de las manchas del pelaje de los animales domésticos, no existente en los individuos salvajes de esas especies, cuyo pelaje es uniforme y les sirve para camuflarse.
En un artículo publicado en el último número de "PLoS Genetics", unos científicos de las universidades de Uppsala (Suecia) y de Durham (Reino Unido) explican que el hombre seleccionó de forma activa e intencionada a los animales con pelajes curiosos.
El equipo investigador ha llegado a esta conclusión tras estudiar las mutaciones en el gen MC1R, que controla el color del pelo, en cerdos salvajes y domesticados de Europa y Asia.
Las mutaciones genéticas son un proceso natural que permite la evolución de las especies y que puede originarse de forma aleatoria o bien por la influencia del entorno (por la exposición a productos radiactivos, por ejemplo).
A lo largo de miles de años, los cerdos salvajes han experimentado mutaciones en el gen MC1R, algunas de ellas no tuvieron efecto alguno en el pelaje y otras sí lo variaron.
Como el color oscuro les permite camuflarse con el entorno, aquellos individuos que nacieran con un color de piel distinto se exponían a la desaparición porque los depredadores los localizaban más fácilmente.
Al tratarse de un cambio perjudicial para la especie no se perpetuaba y los cerdos salvajes siguen siendo de color oscuro y uniforme hoy día.
A pesar de que los investigadores han localizado mutaciones en el gen MC1R de cerdos salvajes actuales, éste cambio no se traduce en modificaciones de su pelaje, es decir, la mutación es silenciosa.
Sin embargo, en el caso de los cerdos domésticos, las variaciones encontradas en el gen determinaban, en una mayoría de casos, una gran variedad de manchas, bandas y colores en su pelaje.
De hecho, en algunos animales se observaban hasta tres mutaciones consecutivas en el gen, una prueba de que esta selección intencional del color de las especies es un proceso que ha durado miles de años (se tiene constancia de que en Mesopotamia ya se contaban los animales en función de su pelo hace 5.000 años).
¿Y por qué los primeros granjeros se molestaron en cambiar el pelaje de los animales con los que trabajaban o convivían?
Los científicos barajan varias hipótesis: desde que los colores facilitaban el control y la cría de animales de granja hasta que era una "metáfora de sus características mejoradas en comparación con las de sus ancestros salvajes", pasando porque a los humanos les divirtieran las novedades y la diversidad biológicas.
"Los habitantes de Mesopotamia tenían distintos animales de colores en sus granjas hace 5.000 años y en ese aspecto no eran muy distintos a Paris Hilton, que adora los chihuahuas de color rosa", explica el investigador Greger Larson, de la Universidad de Durham.
Según Larson, la afición de los humanos por la novedad biológica se remonta a miles de años atrás.
Este proceso de selección, que arroja luz en el estudio de la evolución de los animales domésticos, facilitó el fomento y la perpetuación de la variedad de formas del pelaje de los animales domésticos.
Como el gen MC1R también está presente en vacas y perros, la teoría es extensible a estas especies.
EFE
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